domingo, 16 de diciembre de 2018

Nuestra humanidad empieza con la negación

¿Qué significa ser humano? La enormidad de esta cuestión se puede resumir en un principio propuesto por el filósofo G.W.F. Hegel, que el atribuía a su colega Baruch Spinoza: "Toda determinación es negación".
Pero, ¿negación de qué?
Bernard-Henri Lévy
En primer lugar: de Dios. Al principio estaba Dios fuente de acción infinita. En la tradición occidental, el hombre no tiene propósito sin Dios. Para los cristianos el hombre fue creado a imagen de Dios; para los judíos, Dios es un buen trabajador que te echa una mano. Para los ateos (quienes son judeo-cristianos a su manera), el propósito del hombre es, en parte, echar a Dios de su trono. Puede que esto no sea una completa negación de Dios, pero al menos limita su poder; pues los hombres pasarían a ocupar el espacio anteriormente reservado en exclusiva a Dios. 
La determinación es también una negación de la naturaleza. Nadie negará -y Spinoza menos- que un humano es natura naturata, una cosa entre cosas, una natura entre natura, una figura del mundo tejida con la misma fibra que el resto de ordinarias figuras. Pero ser humano es también desear trascender, aspirar a ser algo más que una astilla de la naturaleza.
El filósofo René Descartes reflexionaba en su día sobre la diferencia entre humanos y máquinas. Actualmente, en la cúspide de la revolución de la inteligencia artificial, también nos planteamos una pregunta similar: ¿cómo podremos distinguir a un humano real de uno sintético?
Un humano real es, como lo expresaba Descartes, res cognita, un ente pensante. Una fuente de intencionalidad, como escribió el filósofo Edmund Husserl. Ser humano significa poder salir del orden natural. Ser humano requiere escapar, en una u otra dirección, de esa masa de átomos, células y partículas de las que estamos compuestos tú, yo y todo lo demás. Es estar dotado de alma, la cual -incluso si es inmaterial, sin extensión ni densidad, incluso si es perfectamente invisible, impalpable e inconsistente- es el pasaporte que nos permite salir de la naturaleza y penetrar en nuestra esencia humana...
Hay también un tercer nacimiento. Ser humano es, por supuesto, ser parte de otra entidad que llamamos sociedad. Con todo el respeto posible al rousseaunismo de los que nunca han leído de verdad a Jean-Jacques Rousseau, el hombre nunca ha existido enteramente por sí solo, sin vínculo con una comunidad de otros.
Pero aquí hemos de ser muy cuidadosos...Aquí reside el lúgubre reino del nosotros de Martín Heidegger Aquí está la multitud anónima sin cara que profetizaba Edgar Allan Poe, y a quien hoy en día se ha dado rienda suelta en internet. Ser humano es resistir, dentro de uno mismo, contra toda presión social...No nacemos humanos; nos convertimos en ello. La humanidad no es una forma de ser, sino un proceso...Ser humano también significa saber que uno puede ganar batallas, pero nunca al guerra. La muerte tendrá la última palabra...
Por último, no estoy seguro de nada. La filosofía trabaja estrictamente en el campo de lo posible...Pero sé una cosa: cuando apostamos por la nostalgia, cuando nos dedicamos a buscar esa tierra perdida, lo único que hacemos es allanar el camino al totalitarismo...Cuando en su lugar nos dedicamos a avanzar, a sumergirnos en lo desconocido y aceptar nuestra humanidad con todas sus incertezas nos embarcamos en una aventura verdaderamente noble y hermosa, el camino a la libertad.
Bernard-Henri Lévy. Filósofo, escritor, cineasta y activista francés. El mundo, 25 de septiembre de 2018.

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