Ludovic Tézier es el protagonista de la ópera ‘Simon Boccanegra’. | AGATHE POUPENEY |
Quizá no haya una ópera de Verdi más apropiada que Simon Boccanegra para reflexionar sobre la actual desafección política. La obra renació en 1881, tras una completa revisión del libreto y con un tercio de música nueva, donde conviven planteamientos musicales tempranos y tardíos en una compleja trama. Verdi favoreció el colorido instrumental y la concisión vocal, pero añadió un poso de desencanto político, tras la unificación italiana. Lo escuchamos al final del primer acto, donde el protagonista invoca la paz citando a Petrarca.
Calixto Bieito convierte Simon Boccanegra en un intenso y convincente psicodrama. La escenografía dispone la imponente estructura de un barco, que representa la cabeza del protagonista. Y asistimos a su degradación por el ejercicio del poder con innumerables movimientos giratorios sazonados por vídeos que proyectan su subconsciente...
La dirección musical de Fabio Luisi conjugó con refinamiento las sutilezas orquestales y dramatúrgicas de esta compleja partitura de Verdi...Sensacional fue el rendimiento de la orquesta de la Ópera Nacional de París, pero también del coro que sonó íntimo a la par que dramático...
Pablo L. Rodríguez.El País, domingo 9 de diciembre de 2018
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