Mientras tanto el dueño legítimo de las obras, I. G. L., quien por discreción no quiere que se sepa su nombre, lamenta la pérdida de dos de las piezas más valiosas de su extensa colección de obras maestras. "Esos cuadros llevan conmigo desde el año 91. Eran los únicos que no estaba dispuesto a vender", aseguraba ayer. Afirma que el museo Pompidou firmó la autenticidad de ambas obras en 1968 y que las mismas figuran a su nombre.
Está convencido de que el robo no tienen ningún sentido, puesto que los autores no tendrán forma de introducir las piezas en el mercado. Cualquier comprador podría verse envuelto en un delito. Reclama que se los devuelvan para poder seguir custodiando y apreciando dos joyas artísticas que asegura son muy conocidas en los foros de arte. "Las imágenes están en todos los lados", asegura. Afirma que por consejo de los investigadores prefiere no dar detalles de ambos cuadros ni precisar su "incalculable valor", que se estima en varios millones de euros.
Convencido de que nadie se atreverá a comprar sus cuadros, duda que la sustracción haya sido obra de especialistas en el robo de obras de arte. "Los que lo han hecho no son gente del mundo del coleccionismo de arte. Mis cuadros están muy catalogados. Nadie se atreve a robar una cosa así por la cuenta que le tiene. Pero fueron directamente a los cuadros. Alguien supo de ellos", asegura...
Alejandro Martínez. Vigo. La Voz de Galicia
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