Nos encontramos en uno de esos espacios de altitud exacta en los que crece la lavanda de verdad, "lavanda angustifolia, que en latín significa lavanda de hoja estrecha", apunta el perfumista. Estamos en el Dròme provenzal, en un campo donde el empresario Philippe Soguel cultiva sin trampa ni cartón -y con métodos tradicionales- un tipo de lavanda ecológica especialmente pura y limpia que, tras pasar por el alambique de Bleu Provence, su taller en la ciudad de Nyons, alcanza los estándares de la perfumería de lujo. "Llevamos 15 años trabajando juntos. Nos conocimos en una convención y él era un productor muy pequeño, pero nos caímos muy bien y ha crecido con nosotros", explica Demachy. "Creo mucho en el afecto, en conocer a la gente que te entiende y que hace un buen producto. El perfume es ante todo cuestión de personas". En Dior, Demachy lleva años poniendo en práctica esta filosofía a través de alianzas con agricultores y productores de todo el mundo. Colabora con ellos para perfeccionar sus cultivos y métodos hasta lograr esencias a medida con estándares muy superiores a los de la mayoría del sector. Y tal y como contó él en el reciente documental Nose, con los años ha convertido esta red de afectos en el centro neurálgico de su actividad en Christian Dior y en LVMH.
El perfume que nos ha traído a la Provenza es la nueva incorporación a la familia Sauvage, inaugurada en 2015 con un eau de toilette que hoy sigue copando las listas de venta. La novedad de este año es Sauvage Elixir, una versión concentrada e intensa en la que, en un juego particularmente audaz, el protagonismo recae precisamente en la lavanda...
Carlos Primo. Icon club. El País, 24-2-2022
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