Quien haya leído con deslumbramientos Proust encontrará en las primeras 200 páginas de este libro, las que corresponden a la escritura del genio francés, el emocionante germen de una metamorfosis. "El momento sagrado en que la obra brota por primera vez", dirá el prologuista. Las notas académicas serán estimulantes para identificar la experiencia modificada por el espejismo literario. Aquello que en estos 75 folios (en realidad son más, pues se trataba de ampliar hojas dobles ) suena claramente autobiográfico, acabará siendo el boceto de la vasta construcción novelesca de Proust. Encontrarse ante la materia prima de En busca del tiempo perdido produce la sensación de que algo misterioso está ocurriendo.
El manuscrito original fue descubierto entre los documentos del editor Bernard de Fallois, tras su fallecimiento en 2018, y pasó a engrosar el "fondo Proust" de la Biblioteca Nacional de Francia. Bernard de Fallois había mencionado dichos folios en 1954, en el prólogo de Contre Saint Beuve, la recopilación de críticas de Proust. Sí, como diría el propio De Fallois, la génesis de la escritura de una novela es otra novela, recordaremos que fue André Maurois quien recomendó a un joven universitario Bernard de Fallois a la hija de Robert Proust, sobrina de Marcel, y esta le entregó, para su estudio, "no sólo los setenta cuadernos (...) sino unas cajas de papeles dispersos, rotos, que cuando murió Marcel estaban en el guardamuebles", en palabras de Maurois. Nadie sospechaba que de aquellos legajos saldrían la novela de juventud de Proust Jean Santeuil y Contre Sainte Beuve, ambas obras ordenadas y editadas por De Fallois. Por alguna razón, la carpeta con los textos que ahora se presentan quedó en manos del editor...
Lourdes Ventura. El Cultural, 28-1-2022
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