Y resultó que el empeño fue más allá, y lo que arrancó como una oportunidad que vino de la mano de la ficción, como cuenta el narrador Rafael Narbona (Madrid, 1963), reconocido crítico literario, en las páginas iniciales, pronto se vio superado por las dimensiones reales del mítico personaje y su controvertido autor. Cuenta que se enteró de que un anciano de una residencia de la tercera edad, en Bruselas, además de un llamativo "aire tintinesco" ofrecía demasiadas coincidencias con el propio Tintín. Tenía noventa y tres años, se hacía llamar Niemand, asumió como una mera casualidad haber trabajado como periodista, igual que el intrépido reportero, y conocer los secretos de cada álbum. La sola posibilidad de una existencia real respaldando al personaje de papel arrastró a Narbona a Bruselas con el fin de entrevistar y desenmascarar la verdadera identidad del anciano.
Lo que propicia cada encuentro entre ambos tiene como punto de partida el título y el encuadre histórico que respalda cada álbum. Lo que sucede finalmente no es un mero recorrido por personajes y episodios relevantes del siglo XX, es la sagaz propuesta de un inteligente punto de vista sobre la repercusión real de muchas de esas acciones. Y como nada de lo que ocurre en el origen y creación de personajes y peripecias tintinescas les ajeno a Narbona, convierte sus reflexiones y descubrimientos en veintidós entregas que discurren sobre paradojas y cuestiones morales al tiempo que recrean escenas memorables que enfatizan el valor visual del cómic.
Si bien es cierto que el tono discursivo se adueña del relato en algunos momentos, es de tal interés la riqueza del análisis y la agudeza de las observaciones sobre la creatividad de Hergé, que cualquier lector dispuesto a curiosear en las dimensiones de su ficción se sentirá impelido a formar parte del bando de los "tintinófilos" y, como el autor, querrá vivir en la hermosa Syldavia.
Pilar Castro. El Cultural, 4-3-2022
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