Nancy Huston |
La autora de Marcas de nacimiento o Reflejos en el ojo de un hombre, relevante pensadora canadiense afincada en Francia desde los años setenta y no exenta de polémicas por defender cierto esencialismo biológico en las encrucijadas del feminismo y el progreso contemporáneos, recibió a este diario en una cafetería de Barcelona para charlar sobre su nueva novela, Árbol del olvido, traducida al castellano por Antonio Soler en Galaxia Gutenberg y al catalán por Marta Marfany en L'Altra. El libro disecciona una saga familiar en la que la felicidad es una quimera porque sus integrantes, generación a generación, han sido incapaces de resolver los traumas, violencias y opresiones propias o de sus antepasados.
"Aunque intentamos reprimir los malos recuerdos porque queremos construir una mejor imagen de nosotros mismos, la violencia estuvo y estará presente en la historia", apunta. Así pasa con los personajes de su novela: Shayna, la más joven, es una afroamericana concebida a través de un vientre de alquiler que no perdonará a sus padres haber contribuido a la explotación capitalista del cuerpo de su madre biológica, un enigma sin resolver durante su niñez y su adolescencia. El padre, Joel, hijo de judíos checos que huyeron del nazismo a EEUU, no entiende la rebelión de su hija, porque como antropólogo que no cree en los genes ni la raza -pero sí en el poder de la voluntad humana- imaginaba que con amor y educación todo saldría bien en su familia.
Y también esta la madre adoptiva y esposa de Joel, Lily Rose, una inteligente teórica feminista hija de una familia protestante acomodada que ha construida toda su existencia con base en la mirada de los hombres que la maltrataron y cuya incapacidad de gestar una vida casi la lleva a la locura. "Yo no busco juzgar a nadie, si quisiera opinar habría sido política o activista del género. Soy novelista porque la ficción es el laboratorio moral más interesante", defiende sobre los distintos puntos de vista y reproches generacionales de su libro. Si solo hubiese explicado el punto de vista de Shayna, nos enfadaríamos con sus padres. Por eso necesitaba que también fuésemos ellos. Es una novela polifónica porque quiero entender qué es lo que nos lleva a hacer determinadas cosas. Mi objetivo es mostrar la ambivalencia humana.
Aunque Huston está convencida de que estamos condenados a arrastrar nuestros traumas , eso no significa que no tengamos nada que hacer al respecto. "El escritor James Baldwin dijo que siempre habrá dos cosas que son verdad, aunque parezcan contradictorias. Una es que siempre habrá injusticias, la otra es que siempre merecerá la pena luchar contra ellas. Y no solo habrá que reivindicar esa batalla, también el amor y todas las cosas preciosas que son dignas de compartir para hacerlas posibles. Lo que no puedo es ser tan ilusa como para creer que todos esos buenos sentimientos acabarán con las guerras en el futuro. De hecho creo que nos encaminamos a una guerra nuclear", afirma tajante...
Noelia Ramírez. Barcelona. El País, jueves 3 de marzo de 2022
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