Fotograma de Los amores de Anaïs
Los amores de Anaïs es el retrato de una mujer treintañera, universitaria, que vive a la carrera y bici en mano por las calles de París, una mujer que se caracteriza por su inestabilidad emocional, su verborrea entusiasta, sus despistes, imperfecciones... pero también por su sensibilidad (que se nos revela ante la madre enferma), y sobre todo por su incesante búsqueda del amor, que la lleva de un novio por el que no parece sentir mayor interés, a un hombre mayor, y de ahí a la mujer de éste.
Lo que empieza como una comedia de tono aparentemente ligero, con una protagonista que bien podría haber salido de un filme de Noah Baumbach y Greta Gerwig, evoluciona en su segunda parte hacia una película más intimista, sensual, que partiendo de un extraño trío amoroso muestra el avance desde el capricho o la persecución alocada, hacia el deseo real y el amor como motor de vida. Y es esta segunda parte, y la relación y conexión entre las actrices (una muy rhomeriana Anaïs Demoustier y una Valeria Bruni Tedeschi siempre sobresaliente), lo que lleva a la película por caminos totalmente diferentes que elevan el interés de la propuesta, y que hacen de este interesante punto de partida para lo que será la trayectoria de su directora.
Sabela Pillado. La Voz de Galicia, viernes 4 de marzo
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