Cuando un turista o un extranjero piensa en París, los
lugares que se le ocurren siempre son los mismos: El Louvre, Los Campos
Elíseos, el Gran y Pequeño Palacio, el Arco de Triunfo, la catedral Notre-Dame,
la basílica del Sacré-Coeur y, por supuesto, la Dama de Hierro. Cada año,
millones de personas viajan a París y visitan estos magníficos lugares. Cuando
vuelven a su país, se alegran de haber visto con sus propios ojos los símbolos
de la ciudad de la luz. Sin embargo, ¿es realmente lo representativo de París?
La verdad es que esta pregunta es muy difícil de contestar. Llevo seis años viviendo muy cerca de París y no tengo la respuesta. Solo puedo decir que no es más que una parte. La punta del iceberg. París es mucho más.
Como les decía antes, tengo una visión incompleta de París. No obstante, creo
que tengo una visión mucho más realista que sus visitantes. Llevo un par de
años intentando conocer los secretos de París. El París que no les interesa a
los turistas e incluso hasta a ciertos parisienses.
Olviden ustedes la imagen que tienen de París. Olviden la Torre Eiffel, el Arco
de Triunfo, el Sacré-Coeur y el resto. Y déjense llevar hasta mi París. El
París secreto.
Para este paseo, cojamos nuestra bici. Ya lo verán
ustedes: pasearse por París en bici es de lo que no hay. Y para rendir homenaje
aún más a esta ciudad, seguiremos el orden de los distritos (los famosos
« arrondissements »). Antes de montarnos en la bici a horcajadas y
ponernos el casco (que en París es una cuestión de vida y muerte), les propongo
un pequeño repaso. Existen veinte distritos (creados en 1859) que forman una
concha de caracol. Corren del interior al exterior en forma de espiral. Para
explicarme mejor, el distrito número 1 está ubicado en el centro geográfico de
la ciudad y así se va avanzando hasta el distrito 20, situado en el este de la
ciudad.
Hablando del distrito 20, es nuestra primera parada. Descubrimos allí un barrio llamado La Campagne à Paris (El campo en París). Es verdad que este barrio residencial no tiene nada que ver con el París de los Campos Elíseos. Allí descubrirán callejones pavimentados, pequeñas casas de ladrillo, jardines floridos y verdes.
Otra vez en el distrito 20, ahora dejamos la bici y la
atamos con candados seguros (a no ser que quieran seguir el paseo sin sillín…)
y nos adentramos en el Pequeño cinturón (la Petite Ceinture). Esta línea
de camino de hierro de 32 kilómetros de longitud que hace la
vuelta de París está hoy inutilizada sobre la mayor parte de su
recorrido. Ahí, algunos tramos están urbanizados, antiguas estaciones fueron
transformadas en restaurantes o en bares, existe una rica biodiversidad y un espacio
para respirar o hacer footing. Nada mejor para descubrir de forma diferente la
ciudad de la luz. De allí podremos ir hasta la calle Dénoyez y contemplar
obras de street art en todas las paredes de la calle.
Entramos ahora en el distrito 19. Aquí, calienten las pantorrillas porque va a
ser intensa la cuesta. Subimos hasta la Butte Bergeyre sobre la que, además de
un jardín compartido y un pequeño viñedo, podrán admirar la vista más bonita de
París. Sí, sí. ¡Se lo aseguro!
Con todo ese esfuerzo, tienen calor así que les
propongo que nos refresquemos en las cuevas, totalmente artificiales pero no
menos románticas, del parque de las Buttes Chaumont.
Allí, en el fresquito de la cueva, ustedes pensarían que no tendrían nada en
contra de una cerveza. Volvamos, entonces, a subir sobre nuestro “caballo de batalla” en
dirección a La Recyclerie. Esta antigua estación del pequeño Cinturón reúne un
café-comedor, un taller colaborativo y una granja urbana, dando mucha
importancia a los valores de desarrollo sostenible y ecología.
Ahora, como nuevos gracias a esta cerveza (o limonada para los más sanos),
subimos hasta el famoso barrio de Montmartre. Ya lo sé, les había dicho que
este recorrido iba a cruzar sitios secretos y Montmartre está muy lejos de
serlo. Sin embargo, nosotros no vamos a subir hasta la basílica sino que vamos
a limitarnos a todos los callejones pavimentados que están detrás, entre ellos
La Villa Léandre. Este callejón sin salida nos hace viajar durante algunos
minutos al otro lado del canal de la Mancha, a la capital británica, y todo
esto, muy lejos de la horda de turistas que ronda cerca del Sacré-Coeur.
Como este pequeño paseo británico-parisino les ha dado
ganas de viajar, les propongo que sigamos el viaje hasta Japón. Para esto,
vayamos al museo nacional de las artes asiáticas Guimet, en el distrito
dieciséis. Si quieren, pueden visitar el museo que vale la pena. Sin embargo,
lo más exótico se encuentra detrás. Este museo tiene uno de los jardines
japoneses más bonitos y zen de la capital francesa.
En el distrito 14, nuestro viaje alrededor del mundo y
de Europa se prolonga con la fachada de la Comedia Italiana. Una fachada de un
azul celeste con columnas de estilo barroco y sus representaciones de unos
ángeles que muchos podrían calificar de cursi. Este pequeño teatro, que cambia
de color según el antojo del propietario, desentona, con certeza, con el
entorno.
Jordan Bequin. Rosny-sous-Bois, 5 de marzo de 2022
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