miércoles, 23 de marzo de 2022

La catedral de Santiago se devoró a sí misma

Reconstrucción parcial  del coro pétreo del Maestro Mateo que se
exhibe en el Museo de la Catedral de Santiago. Foto: G.P.P

El rompecabezas se va completando desde hace más de un siglo, a medida que aparecen piezas, a veces entre piedra y escombros, a veces reutilizadas como losas del pavimento, con la cara esculpida oculta contra el suelo. Últimamente han aflorado unas cuantas de estas. En las obras de rehabilitación que se han sucedido
desde 2017  en la catedral de Santiago, han salido a la luz una docena de piedras labradas con torres de la Jerusalén celeste. Y arcadas de medio punto. Y zócalos y vigas. Y plafones decorados con vegetación que un día, hace más de 800años, formaban la estructura y la cubierta de uno de los coros de iglesia más grandiosos y originales de la cristiandad. El juego de recomponer lo que fue el conjunto, formado por 72 sitiales y una tribuna, que ideó el Maestro Mateo para los canónigos compostelanos nunca se acaba, porque la propia basílica se alimentó de sus piedras cuando se desmontó en unos tres meses entre 1603 y 1604. 

El coro pétreo y policromado que en torno al año 1200 llenó los cuatro primeros tramos de la nave central está considerado como la más valiosa herencia del Maestro Mateo después del Pórtico de la Gloria y el nártex románico del que este formaba parte. El coro era, en realidad, su complemento, en el que el artista continuaba su mensaje teológico. Pero cuatro siglos después los mandos eclesiástico lo juzgaron obsoleto. Las modas artísticas y la liturgia habían cambiado, así que de ese gigante que es la catedral se arrancó buena parte de sus entrañas románicas y siguió creciendo hacia fuera y hacia arriba, devorándose a sí misma en una continua metamorfosis estilística.

Aunque muchas de esas piezas románicas corrieron otra suerte y cambiaron varias veces de mano (dos fueron a engrosar el patrimonio de Francisco Franco), otras jamás abandonaron el templo. Están embutidas de incógnito en muros, cimientos y pavimentos, o a la vista en fachadas pero sacadas de contexto. Es el caso de muchos fragmentos del coro, pero también de otras piezas de arte que nadie sospechaba que existiesen, como los relieves polícromos que representan, con toda su brutalidad, el pasaje de la matanza de los inocentes.

Este conjunto escultórico (posterior a Mateo) ha sido fechado entre 1250 y 1350 y fue descubierto en las recientes obras en la cripta, impulsadas por la Fundación Catedral. Aparecen representados soldados con cota de malla y espada, asesinando bebés por orden de Herodes, al que un demonio le susurra al oído. El director del museo catedralicio, Ramón Izquierdo Peiró, cree que esta escena decoraba alguna capilla o un altar desconocidos. "La catedral sigue guardándose secretos y, con cada descubrimiento, paradójicamente se van abriendo nuevos enigmas e interrogantes", escribe el especialista en la revista Catedral de Santiago....

Silvia R, Pontevedra. Santiago. El País, domingo 20 de febrero de 2022

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