jueves, 13 de octubre de 2022

La Postal. Anne Berèst

Anne Berèst

Anne Berèst (París, i979), es la autora de libros como la biografía de Sagan 1954 o el ensayo Cómo ser parisina estés donde estés, coescrito con Caroline de Maigret, Sophie Mas y la cineasta Audrey Diwan, a quien también ayudo a adaptar a la gran pantalla el guion de la obra de Annie Ernaux El acontecimiento. Ahora regresa con La postal (E, Lumen): una trepidante historia real marcada por el Holocausto. A raíz de una postal anónima que su madre, Leila, recibió en 2003 con la Ópera Garnier  y cuatro nombres en su reverso -los de sus abuelos maternos, Ephraïm y Emma, y sus hijos Noémie y Jacques, deportados y asesinados en Auschwitz- la autora, 15 años después decide embarcarse en una larga investigación familiar para averiguar quién es el responsable. Esta búsqueda la lleva a Les Forges, un pueblo de Normandía, para sacar a la luz la verdad sondeando a los últimos testigos que se cruzaron con los Rabinovitch; a la Provenza donde vivía su abuela Myriam, a única superviviente; a consultar a un detective privado y a un grafólogo... Al tiempo que trata de indagar y descifrar la identidad judía tan difícil de definir y que, sin embargo, ha sido acosada y odiada durante siglos. "A través de ellos quería abrazar el destino de millones de judíos y participar humildemente en el deber de memoria. Mantener viva su voz, haciéndola llegar a los oídos de las generaciones que no vivieron ese conflicto y que privó, por toda la eternidad, del deseo de existir a los que sobrevivieron".

P.- Cuentas la historia de tu familia a través de los últimos cien años, desde la Rusia zarista hasta Auschwitz pasando por Letonia, Palestina y Francia. ¿Qué inspiró la investigación?

R.- Un día mi hija que asiste a una escuela pública del barrio le dijo a mi madre. "Abuela, en el colegio no les gustan mucho los judíos". Cuando lo oí, me quedé de piedra, incapaz de preguntarle qué había pasado. De hecho, me di cuenta de que no encontraba las palabras adecuadas para abordar la situación porque en casa siempre habíamos hablado poco o nada de ello, nunca habíamos tratado realmente el pasado o lo que podía significar ser judío. 

P.- Y 15 años antes había llegado una postal anónima.

R.- Sí, pero hasta ese momento no me había preguntado quién la había enviado, ni había intentado averiguar más quienes eran esas personas. Sin embargo, la frase de mi hija desencadenó algo y la volví a mirar con otros ojos. Esos nombres a los que no podía poner cara se convirtieron en una especie de obsesión. Tenía que saber más sobre esas vidas que antes de Auschwitz habían amado, viajado y soñado. Y dar una respuesta a las palabras de mi hija.

P.- Mientras investigas , ¿también defines tu propia identidad?

R.- Así es. Realizo un viaje iniciático que se resume en: ¿Qué significa ser judío cuando no tienes ni la religión ni la cultura de tus antepasados, cuando tus padres impregnados del pensamiento del 68, te educaron en el ideal socialista y el laicismo? ¿Qué significa ser judío cuando encuentras , de niña, una esvástica pintada en tu casa? He querido compartir con el lector estas preguntas  para que descubra junto conmigo la cultura judía, que es, además una cultura del cuestionamiento. La curiosidad por saber cómo es el otro es la mejor manera de reducir la intolerancia. Para mí era una forma de conectar los eslabones  de una cadena cortada por el Holocausto, y a su vez encontrar a los familiares que perdí...

Claudia Sáinz. Elle, septiembre de 2022

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