"Este jardín no responde a ninguna categoría predefinida", enfatiza Jeanson. "Es la creación de un artista en busca de inspiración". Ese artista, cómo no, es el pintor orientalista Jacques Majorelle, primera figura unida a este pedazo de tierra que en 1923, cuando lo adquiere, no es más que un punto difuso en el mapa: el límite del palmeral de Marrakech.
El artista francés había llegado a Marruecos en 1917 huyendo del "terrible clima de su país". Tenía una afección respiratoria y obsesión por las formas de las plantas, algo que heredó de su padre, famoso ebanista del estilo Art Nouveau. "Majorelle no era jardinero, pero siempre había estado expuesto a la botánica", apunta Jeanson. "Empezó a transformar este vergel con todo lo que él quería ver y tener a su alrededor".
Primero compraría dos acres, luego otros dos y así encarga al arquitecto Paul Sinoir la villa cubista que aparece en todas las fotos. Sería en 1937 cuando decide pintarla de un azul especial, el mismo que ha visto en los marcos de las ventanas de las kasbah bereber. Nace así el azul Majorelle. Es el legado más universal del pintor. Y pudo ser el único porque después de su muerte, en 1962, el jardín que ha construido a lo largo de 40 años cae en el olvido y, peor aún, se sitúa en la mirilla de un proyecto inmobiliario que lo hubiera destrozado por completo.
Hasta que llegan dos hombres para salvarlo: Yves Saint Laurent y Pierre Bergé. "Ya conocéis la historia", recuerda Jeanson. "Se alojan en el hotel La Mamounia. Pasan tres días lluviosos, pero al cuarto luce el sol y se enamoran de Marrakech. Hasta el punto de que compran una casa en los límites de la medina".
Su historia se cruza con la de Majorelle cuando, diez años más tarde, la pareja compra una nueva casa junto a su magnético jardín. "Todos los días les inspiran sus colores, las plantas y la belleza del lugar. Así que años más tarde, en 1980, no pueden soportar que se vaya a destruir y deciden comprarlo para preservarlo y para hacer de él, tal y como ellos dicen, el jardín que Majorelle había soñado".
Ese jardín por el que hoy vela Jeanson, hasta 2019 responsable del Herbario Nacional en el Museo Nacional de Historia Natural en París. Se habla mucho del azul, pero para el experto, este lugar va de verdes. "Aquí hay formas, arquitectura y mucho verde en tonos diferentes. Es por encima de todo, un jardín de plantas gráficas"...
Marta González-Hontoria. Marruecos. El Mundo, jueves 6 de otubre de 2022.
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