viernes, 21 de octubre de 2022

La pasarela de París o el precio del poder femenino

La ropa es una herramienta de poder. Siempre lo ha sido. Una forma eficaz de remarcar la clase social, el estatus o la posición que se ocupa  en el engranaje social. Estas primeras semanas de la semana de la moda de París han recordado precisamente eso, el modo en que las mujeres históricamente alejadas del poder, han utilizado la indumentaria para dar a entender lo que han ido obteniendo,

La diseñadora Maria Gracia Chiuri, abiertamente feminista, ha recurrido a la figura de Catalina de Médicis para firmar una de las mejores colecciones en estos seis años de trabajo al frente de Dior. Su inspiración: la poderosa noble italiana que acabó siendo reina consorte de Francia a mediados del siglo XVI e introdujo la moda del corsé, el miriñaque y el acuchillado (dejar entrever las enaguas blancas mediante recortes en las mangas). Chiuri, otra italiana en París, ha imaginado como vestiría Catalina ahora: con corsés que ya no aprietan; faldas voluminosas hasta las rodillas, vestidos floreados que se ciñen con cordones de chándal o abrigos hasta los pies estampados con el mapa de París en su ya icónico tejido toile de jouy. Como suele suceder en todas sus colecciones, Chiuri tiene el talento para incluir ropa para todos los gustos. En el del martes, pantalones, faldas de tul, cazadoras, chaquetas sastre, tops, tacones y merceditas contaban la misma historia de poder femenino.

También el martes Saint-Laurent construyó una plaza en Trocadero, coronada por una enorme fuente y pavimentada con baldosas de aspecto envejecido. Una muestra del poder de la firma para enmarcar un desfile que también hablaba de poder, en este caso del power dressing. La estética masculinizada que siguieron algunas mujeres en los años ochenta del pasado siglo cuando alcanzaron puestos laborales relevantes. Anthony Vacarello volvía a esa época para diseñar largos abrigos estructurados de hombros contundentes y vestidos tubulares que se ceñían al cuero inspirados en los de la bailarina Martha Graham.

El poder de hoy viste de The Row. La marca de las hermanas Olsen, que acaba de cumplir 15 años. es algo así como la quintaesencia  del básico exclusivo y de eso que llaman lujo discreto. De hecho su nombre procede de Savile Row, la calle londinense donde se concentran los mejores sastres. Tras un par de años fatales, durante su segunda presentación, en unos imponentes salones cerca de la Place Vendôme, las gemelas Olsen volvieron a redundar en los cortes perfectos, en su paleta de colores neutros y en su estética minimalista, repleta de matices, de los vestidos tejidos en crochet  a las americanas estructuradas...

Leticia García. París. El País, jueves 29 de septiembre de 2022

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