lunes, 13 de marzo de 2023

"Thriller"modélico de nobleza sólida

Fotograma de La noche del 12

El pasado viernes, un thriller sobrio y modélico sobre las desgraciadas y continuas muertes de mujeres a manos de hombres se hizo con el premio a la mejor película del año en Francia. En medio de la fiesta y el prestigio internacional creciente del cine español gracias a As bestas y Pacifiction, la gran sorpresa de la ceremonia de los César la dio La noche del 12, película de Dominik Moll que, pese a sus diez candidaturas, en modo alguno figuraba como favorita.

El otro gran imprevisto es que mientras se estrenan   infinidad de títulos franceses en las salas españolas, la ganadora de seis premios César no había pasado por los cines y se hallaba en Filmin desde diciembre. Y ello a pesar de la buena acogida de crítica público del anterior trabajo de Moll. Solo las bestias (2019)

La respuesta a uno y otro asunto puede estar en las muy especiales características de la película. En primer lugar: La noche del 12 es un policíaco procedimental en torno al asesinato de una joven, quemada viva tras ser rociada con gasolina por un encapuchado en medio de la madrugada  del día 12 del título. Una obra que se encarga de bajar las expectativas con respecto a la intriga y al entretenimiento pasajero del espectador: "Cada año, la policía judicial abre más de 800 investigaciones por asesinato. Casi el 20% queda sin resolver. Esta película relata una de esas investigaciones".

Es decir, como Zodiac y alguna otra gran obra reciente, esta es la historia de una obsesión policial y probablemente de un fracaso. También el relato de unos tiempos descarnados. Mucho más que un whodunit (quién lo hizo) o un true crime al uso. Una película de tesis extraída de un hecho real que acaba lanzando una teoría espeluznante: cualquiera de los hombres que rodeaba a la chica fallecida en su vida personal podría haberlo hecho. Mujeres muertas en un mundo de hombres y, además, con investigaciones llevadas a cabo por hombres. Policías que vuelcan en el trabajo sus propias oscuridades, en un ambiente en el que siempre hay una pregunta, una afirmación, una duda de un, en principio, buen hombre, que le acaba delatando como otra cosa. Violencia de género en toda su extensión: desde la más ligera a la más brutal, todas lo son. Y una sociedad comandada por una masculinidad tóxica por la que, eso sí, y como se encarga de mostrar la historia, algunas mujeres se sienten atraídas: por dependencia social, por amor, por deseo. En las películas de Moll siempre hay una atmósfera inquietante y malsana, turbia y atractiva.

Javier Ocaña. El País, miércoles 1 de marzo de 2023.

No hay comentarios:

Publicar un comentario