Foto: Instagram @manfredthierrymugler |
Es un icono de lo transgresor. Durante los años ochenta y noventa revolucionó las pasarelas al convertir lo que podía ser la mera presentación de una colección de ropa en la sensación de la temporada. Miles de personas pagaron por ver desfiles de moda que duraban más de una hora y eran un puro espectáculo. Giraban en torno a una temática y contaban con banda sonora e invitados especiales. La de Mugler era una imaginación exacerbada, puro juego y deleite, que encontró en el vestuario escénico la mejor forma de manifestación. Fueron esas imprescindibles puestas en escena que acompañaban a sus diseños lo que le hizo sobresalir entre sus contemporáneos. Vistió tanto a modelos (Jerry Hall, Iman, Kate Moss, Naomi Campbell...) como a celebridades (entre las que se encuentran Lady Gaga, Beyoncé, Cardi B o Kim Kardashian) o compañías que nada tenían que ver con la moda pero sí buscaban la originalidad como el Cirque du Soleil. Recurría a Mugler todo aquel que quería pasar a la posteridad de forma rompedora. También dirigió videos musicales, colaborando con artistas como George Michael, y su perfume, Angel, se convirtió en un bestseller. Fue además un visionario ya que sus diseños jugaron con la dualidad hombre-máquina, mucho antes de que los cíborgs fueran una dualidad tan normalizada en la sociedad. No seguía tendencias las creaba. "Mugler fue un pionero abordando la diversidad y el empoderamiento femenino ya en 1970", remarca Tierry-Maxime Loriot, comisario de la exposición, en la que pueden verse 150 piezas que recogen su trayectoria desde 1977 a 2014.
Tan fascinante como su obra fue la personalidad y la vida de este extravagante creador de moda que empezó su carrera a los 14 años como bailarín profesional en el ballet de la Ópera de Rhin (Estrasbrugo) y murió a los 73 años con la apariencia física de un boxeador. Su metamorfosis radical empezó en 2003, cuando Mugler abandonó temporalmente la alta costura. Se volcó en el culturismo (siempre había sido un aficionado) rayando la vigorexia y varias operaciones dejaron su cara irreconocible. Las primeras operaciones habían sido para reparar daños a consecuencia de accidentes, pero como reveló el propio Mugler a la revista Interview, hubo cambios que introdujo por puro divertimiento. Por ejemplo, ponerse un poco de hueso en la barbilla. "Quería que mi cara representase progreso, porque después de tantos años siendo un bailarín dulce y delgado deseaba ser un guerrero. He hecho tantas cosas a lo largo de mi vida. He luchado tanto. Soy un superhéroe, así que es normal que tenga la cara de uno", dijo.
La muestra Thierry Mugler: Couturissime, que ahora adquiere la condición de auténtico legado del diseñador, puede verse en Brooklyn Museum, que en los últimos años, en un esfuerzo por llegar a un nuevo público, ha acogido la obra de Christian Dior, Jean-Paul Gaultier o Pierre Cardin. Y es que, en los últimos años, museos de la talla del MET suelen dedicar al menos uno de sus espacios al legado de los diseñadores más importantes de la historia y dar protagonismo a la moda como arte.
Ana Vidal Egea. El País Semanal, 12 de marzo de 2023.
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