Jean-François Braunstein |
Cuenta el filósofo francés Jean-François Braunstein (Marsella, 1953) que cuando empezó a criticar los principios de la ideología woke hubo colegas de la universidad que dejaron de hablarle. Y no lo han vuelto a hacer. Si los principales trabajos del francés profundizan sobre la ciencia y su historia, ahora acaba de publicar en España su última obra: La religión woke (La Esfera), en la que analiza de manera crítica lo que para él se ha convertido casi en una nueva fe que amenaza las democracias.
P.- ¿Por qué quiso dedicarle un libro a la filosofía woke?
R.-Ya había escrito un libro en el que hablaba de términos filosóficos que eliminan los límites entre el hombre y la mujer, la vida y la muerte... Ahora lo que tenemos en muchas universidades son las ideas que llamamos woke (despierto), en el sentido del "despertar de las injusticias". He querido conservar ese término, porque es una nueva visión del mundo, muy distinta a la actual, que cree que lo que importa es la conciencia, no el cuerpo. Es una idea revolucionaria que va contra la ciencia.
P.- ¿Por qué lo considera una religión?
R.- Hablo de religión porque va contra la ciencia, contra el intercambio libre de argumentos y de
la realidad tal y como la conocemos. Es la primera religión que se enseña en las universidades. Desde el siglo XIX, esta ha sido siempre el lugar de la tolerancia y la libertad de opinión, y hoy la mayoría están dominadas por esta religión woke. Evoca lo que llamamos el "gran despertar religioso". Y es una religión sin perdón en la que el hombre blanco, colonialista, es culpable siempre de oprimir a las víctimas eternas. La libertad de discusión, la búsqueda de la verdad y el conocimiento objetivo están en cuestión. Es un ataque determinado a las luces, la herencia del conocimiento y la cultura occidental. Era mi deber intelectual abordarlo.
P.- ¿Es como si tuviéramos necesidad de religión?
R.- Exactamente. Se desarrolla normalmente en los países occidentales en los que las grandes religiones tradicionales están a punto de desaparecer. La religión ha desaparecido y esta es una de reemplazo, que da una serie de esperanzas: la de castigar a los malos con la idea de que vamos a fabricar un hombre nuevo. El mundo nos mira con consternación y las dictaduras de todo el mundo se aprovechan.
P.- ¿En que sentido?
R.- Putin en Ucrania... China aprovecha para criticar a los americanos y los islamistas usan todos los temas del movimiento woke... Es una señal de extrema debilidad para el mundo exterior. Cuando decimos que podemos ser hombre o mujer hacemos un elogio de una propuesta que es falsa y esto hace que nuestra palabra no tenga más significado ni de confianza en el otro. Hay una crítica radical de la noción de verdad, es una creencia contraintuitiva. Sobre todo el tema del género. Putin hace leyes más severas contra los homosexuales porque dice que, sino, vamos a llegar a un transgénero. Se aprovecha.
Raquel Villaécija. París , El Mundo, 15-2-2024.
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