jueves, 28 de marzo de 2024

Un monumento gráfico al aburrimineto

Olivier Schrauwen
Olivier Schrauwen (Brujas, 46 años) está sentado en una cafetería del centro de Valencia. Se debate entre asomarse por primera vez a una mascletá o tomarse un buen arroz en la Malvarrosa. Acaba de participar en el Salón del Cómic de la ciudad, uno de los más concurridos de España. "Siempre que me veo en ferias así, rodeado de gente disfrazada de cosplay, me pregunto: '¿Cuál es mi lugar en todo esto?", reflexiona. Para algunos aficionados, ese lugar está claro: es el autor europeo más interesante del presente. No lo decimos nosotros, lo proclama tal cual The Comics Journal, la publicación de referencia del sector. También lo refrendan los autores Art Spiegelman  (Maus), Chris Ware (Jimmy Corrigan, el chico más listo del mundo) o Daniel Clowes (Ghost World), que señalan a Schrauwen como inagotable fuente de inspiración. "Es algo que prefiero ni pensar, porque me pone nervioso. Son muy generosos hablando bien de mí", dice con sincera humildad y una mirada terriblemente tímida.

Este historietista belga afincado en Berlín es una de esas rarezas que cada cierto tiempo contribuyen a ensanchar las fronteras de la novela gráfica. Lo probó con Arsène Schrauwen, un prodigio en el que relataba las aventuras inventadas de su abuelo  en el Congo Belga, y lo corrobora ahora con Domingo flamenco, cuyo título es una traducción libérrima del original Sunday, en un guiño al origen del autor propuesto por su editorial española, Fulgencio Pimentel. Desde ya, candidato a encabezar las listas de mejores cómics del año. Donde Spiegelman convirtió en fábula el Holocausto, Ware construyó una nueva arquitectura visual y Clowes testó los límites de la mala leche, Schrauwen aborda toda una gesta de la narración posmoderna: el tratado definitivo sobre el tedio, el absurdo y la estupidez humana.

Sus casi 500 páginas, publicadas originalmente en distintos cuadernos entre 2017 y 2023 y recogidas aquí en un solo tomo, reflejan exactamente lo que anuncia su título: un domingazo cualquiera, desde que amanece hasta las doce de la noche, en la vida del protagonista, encarnado por una versión ficticia del primo de Schrauwen. En palabras de su autor, "un maestro en hacer nada y hacerlo mal. Al menos en la jornada concreta que refleja el cómic, que además él entiende como su último día de libertad porque está a punto de cumplir los 36 años y esa noche vuelve su novia de un largo viaje. El caso de Thibault (el primo) es particularmente frustrante: cuantas más cosas se propone  arrancar, más le cuesta hacerlo", esboza...

Borja Bas. Valencia. El País, sábado 23 de marzo de 2024.

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