viernes, 7 de junio de 2024

Un poeta de la cámara capaz de llevar a Cartier Bresson al desierto de Almería

Autoretrato de Manuel Falces. (Fundación Manuel Falces)

La obra del fotógrafo Manuel Falces (Almería, 1952-2010) ha pasado mas inadvertida de lo que merecería desde su fallecimiento, a pesar de que fue una figura poliédrica: profesor de Técnica y Estética de Fotografía en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, crítico de fotografía de El País entre 1979 y 2008, con más de 600 artículos publicados; investigador, ensayista e historiador del medio fotográfico, y gestor cultural. "La fotografía como la música o la dramática, tiene que estar en las escuelas", decía de la que fue una de sus pasiones, junto a su familia y su tierra natal.

Jorge Rueda, fotógrafo y amigo, describió la mirada de Falces como "de bruma y dulce vaguedad". Una frase que resume su gusto por el desenfoque, por difuminar los contornos y potenciar las texturas para crear imágenes distorsionadas, que transmiten una sensación de ensoñación y misterio, un mundo poblado de figuras fantasmales, influido por el surrealismo y la abstracción.

El progresivo olvido de su obra tuvo un punto de inflexión en 2018, cuando su familia constituyó la Fundación Manuel Falces, presidida por su viuda, Matilde Sánchez, también fotógrafa. Además de diversos actos se ha publicado un volumen, Manuel Falces. Alquimista de la memoria (2021) y se ha producido el documental Manuel Falces. Inventario de espejos (2023), ahora de gira por diferentes ciudades, dirigido por José Manuel Mouriño, en el que el premio Nacional de Fotografía Gervasio Sánchez dice de Falces que "hay pocos fotógrafos que hayan trabajado con esa sutileza e introspección". "El se alejaba de la realidad para contarla con metáforas y símbolos", añade. "Un poeta con cámara", resume otro colega, Pablo Juliá. (...)

Además de por su obra, Falces merece ser recordado por el proyecto Imagina que se le encargó con motivo de la Exposición Universal de Sevilla de 1992. En poco más de dos años montó 70 exposiciones con los más grandes autores internacionales y españoles a los que, además, se les invitaba a tomar imágenes con absoluta libertad por la provincia de Almería para que luego formasen parte de la colección Imagina.

"Cartier-Bresson, que tenía 84 años, le dijo que ya no hacía fotos, que se dedicaba a pintar y dibujar. Y Manolo le dijo: pues haz dibujos", recuerda Sánchez. Cristóbal Manuel, premio Ortega y Gasset de Periodismo y ex redactor jefe de Fotografía de El País, hizo de chófer para Cartier-Bresson y su esposa, la también fotógrafa Martine Frank, por el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar. Hoy recuerda "la difícil personalidad" del francés. "Manolo lo había preparado todo, pero sabía que a Cartier-Bresson  no le gustaba que hubiera fotógrafos y cámaras cuando él hablaba. Empezó la conferencia, se dio cuenta de que estaban allí , se levantó y se fue"...

Manuel Morales. Madrid. El País, sábado 25 de mayo de 2024.

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