Foto: Ángel Navarrete |
Es en este contexto en el que se enmarca El laberinto de los extraviados, del escritor franco-libanés Amín Maalouf (Beirut, 1949), y cuyo subtítulo (Occidente y sus adversarios) tiene algo de irónico con tantos libros publicados en los últimos años que defienden tesis y soluciones radicalmente distintas de las suyas. Pero, ¿de verdad lo que estamos viendo en la actualidad es el declive de Occidente?", se pregunta Maalouf, autor de ensayos tan reconocidos como Las cruzadas vistas por los árabes (1983) o Identidades asesinas (1998) y novelas como León el Africano (1986) y La roca de Tanios (premio Goncourt de 1993). En septiembre de 2023 fue elegido secretario perpetuo de la Academia Francesa.
Maalouf se responde con una respuesta abierta que da una de cal y otra de arena a la principal potencia mundial: "sí, el declive es real y adquiere a veces la apariencia de una auténtica quiebra política y moral; pero todos cuantos combaten a Occidente y cuestionan su supremacía, por razones buenas o malas, se hallan en una quiebra aún más grave que la suya".
A partir de ese análisis, Maalouf hace un repaso histórico de las tres potencias que han pujado por contestar la hegemonía occidental (y, más específicamente norteamericana) durante el siglo XX: Japón, la Unión Soviética y China. Además esboza un recorrido por la creación y el auge como potencia de Estados Unidos. (...)
El autor se cuida de que su libro no esté compuesto por una serie de capítulos estancos sin relación entre ellos. Al contrario, la urdimbre a lo largo del tiempo y del espacio de una serie de ideas, actores, referencias que se influyen entre sí entra entre las grandes virtudes de este libro. No habría habido URSS sin Japón, ni China sin la URSS.
Maalouf no aporta novedades historiográficas en su narración, cuyos puntos fuertes son la amenidad y, sobre todo, su capacidad para unir los puntos. Esa madeja de interrelaciones que fueron manifestándose aquí y allá en distintos momentos está narrada de forma minuciosa y convincente, con un profundo conocimiento de la historia de las ideas...
"Por mi observación de la Historia he aprendido que quienes basan sus conductas en un odio sistemático a Occidente suelen derivar hacia la barbarie", escribe Maalouf, para quien ninguna potencia debe ocupar una posición tan abrumadora. No Estados Unidos, pero tampoco China y, "ni siquiera Europa unida", porque todas se volverían arrogantes, depredadoras si se hallasen en una posición de omnipotencia, por más que fueran portadoras de los más nobles principios".
Superado el paréntesis multilateral que nació de los rescoldos de la Segunda Guerra Mundial, la potencia dominante y las emergentes caminan extraviadas por un sendero que, a decir del autor solo lleva a repetir los mismos vicios y tragedias que jalonan la Historia. Es hora de una política más cooperativa y centrada en los retos que nos unen no ya como culturas, sino como especie. La pregunta que no responde Maalouf (y que tampoco era el objetivo de su ensayo) es cómo se consigue eso.
Antonio G. Maldonado. El Cultural, 31-5-2024.
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