miércoles, 2 de abril de 2025

Carmen, la cigarrera de Sevilla que se convirtió en mito universal

Las Cigarreras, óleo de Gonzalo Bilbao, 1915.

"Sabrá, señor, que hay de 400 a 500 mujeres empleadas en la fábrica. Son las que lían los cigarros en una gran sala, donde los hombres no entran sin un permiso del Veinticuatro, porque cuando hace calor, se aligeran de ropa, sobre todo las jóvenes". Así describe Prosper Mérimée en su novela Carmen, publicada el 1 de octubre de 1845 en la Revue des Deux Mondes (Revista de los dos mundos), el entorno del que surge este personaje convertido hoy en un arquetipo universal de la mujer española.

Carmen, la gitana cigarrera, la mujer empoderada, dueña de sus pasiones y de su destino, nacida del vientre de la Sevilla industrial del siglo XIX, en las galerías de la primera fábrica de tabacos de Europa, para convertirse con el paso de los años en un mito. Para unos, un personaje diabólico con su capacidad de seducción, para la mayoría hoy, un referente obligatorio en la construcción de la imagen de la mujer libre; y todo ello partiendo de un relato breve de no más de 100 páginas.

¿Pero hasta qué punto es necesario que Carmen sea cigarrera en Sevilla para la configuración del personaje? Es la pregunta que sobrevuela la celebración de los tres aniversarios que coinciden en 2025: el personaje literario que cumple 180 años; el de la protagonista de la ópera de Georges Bizet, hace 150 años, en 1875; y el de la mujer luchadora y obrera, trabajadora de la Fábrica de Tabacos de Sevilla, que retrató el pintor sevillano Gonzalo Bilbao en el óleo Las cigarreras hace 110 años (1915) y que se expone estos días como pieza destacada en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. ¿Es Carmen un producto de Mérimée, cobró vida gracias a la reelaboración musical de Bizet o debe su existencia al marco que la inspiró?, se pregunta también el profesor de Literatura, Alberto González Troyano en su volumen sobre los mitos sevillanos Don Juan, Fígaro, Carmen (2007).

"Es necesario que Carmen tenga como protagonista a una mujer libre, que dispone de su tiempo, de su libertad trabajando, fuera de una vida matrimonial", explica el profesor en el interior de la antigua fábrica de tabacos de Sevilla: "Esa aparición de Carmen de Mérimée, que luego en el caso de Bizet queda más pintoresca, es porque realmente necesita una mujer  que se esté valiendo de sí misma y en ese momento lo más ideal para cumplir esa función  es que fuera cigarrera, una mujer que viene ya pidiendo decir sí o no, con éste me voy, con el otro no, que tiene una disponibilidad erótico-amorosa y dependía de un trabajo".

Ciertamente, las cigarreras, hasta 6.000 obreras desde 1860 trabajando juntas en la Fábrica de Tabacos de Sevilla, fueron un ejemplo de sororidad, independencia y lucha obrera, con una presencia fuerte en las huelgas. Fueron las primeras mujeres que consiguieron tener horas de lactancia y una cuna en el trabajo para sus hijos. "Así las describe el viajero norteamericano Severn Teackle Wallis en su libro Glimpses of Spain (Vistazos a España), donde relata un viaje a Sevilla que coincide con un momento de grandes revueltas derivadas de la subida del precio del pan", cuenta la profesora de la Universidad de Sevilla Rocío Plaza. "La calle está tomada, hay muchísima tensión y en un momento Wallis observa que los obreros  se dirigen a la fábrica de tabaco, sacan a las cigarreras y las ponen delante a modo de escudo. Ellas están siempre en la lucha obrera".

Esta imagen realista se recoge en el lienzo de Gonzalo Bilbao. Lejos de centrarse en el tópico romántico de la Carmen transgresora, el pintor sevillano las retrató en sus verdaderas condiciones de trabajo: "La aparente amabilidad de la escena, en la que una cigarrera amamanta a su hijo ante la mirada de sus compañeras, refleja la triste realidad de falta de conciliación laboral", explica Lourdes Páez, la conservadora del Museo de Bellas Artes de Sevilla.

Exhibido en la Exposición Nacional de Bellas Artes celebrada en Madrid en 1915, y a pesar de la enorme expectación que había levantado entre los críticos, el cuadro no obtuvo la Medalla de Oro. La reacción de los sevillanos no se hizo esperar. A su regreso a la ciudad, la sociedad sevillana organizó un multitudinario recibimiento al que acudieron "un grupo de cigarreras, muchas de las cuales habían sido las modelos del pintor", explica Valme Muñoz, directora de la pinacoteca sevillana.

También hay un realismo patente en la novela de Mérimée. El escritor francés tuvo en Sevilla grandes guías locales, a lo que suma  su relación con los condes de Teba, padres de Eugenia de Montijo, por lo que conoció Sevilla "de manera muy minuciosa", subraya Plaza.

Sin embargo, es con Bizet con quien nace el mito. Pese al fracaso en París, la ópera se estrena en Viena unos meses después. Allí Nieztsche aplaude la "superficialidad profunda" de la obra. y en 1904 ya había llegado en París a las mil representaciones. La Carmen de Bizet es hoy la ópera más representada en el mundo y cuando un personaje se interpreta a través de la música, le otorgas una capacidad de llegar a la gente  que la literatura no consigue", reconoce González Troyano...

Amalia Bulnes. Sevilla. El País, jueves 20 de marzo de 2025.

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