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Pancartas contra el cierre de aulas en la escuela Saint- Martin de Paris. (Foto: Louise Ben) |
El centro de París, como el de otras grandes ciudades, sufre la corrosión del turismo, la gentrificación y un tejido social conformado cada vez más por un perfil de habitantes en tránsito, los llamados expatriados: directivos y altos empleados que cambian de destino regularmente. Los precios del alquiler, la falta de viviendas y la progresiva desaparición del comercio tradicional van acompañados del cierre constante de clases en las escuelas públicas. El próximo septiembre pese a que el presupuesto de Educación sigue siendo la partida más alta de las cuentas nacionales (88.600 millones), se prevé la supresión de 470 puestos de profesor en Francia en la educación primaria, de los cuales 110 recaerán en París.
La caída demográfica afecta a todo el país (43.000 escuelas). Pero los colegios públicos parisienses han perdido 33.689 alumnos desde 2010, según el rectorado de la capital. Para el inicio del próximo curso, las previsiones indican una reducción de 3.200 estudiantes. Se prometió mantener una ratio de 20 alumnos por clase (la media europea es de 19), pero las cuentas no salen. "Nos piden que eliminemos 15 plazas de profesor, que se traducen en 15 clases", señala la directora del colegio Vertus, Laura Gédin. "La primera consecuencia del cierre será el aumento de alumnos por aula y el deterioro de su confort. Tenemos estudiantes con discapacidad, y eso requiere también de espacio, de medios para atenderles", continúa.
Educación justifica estas medidas por una "fuerte disminución en el número de alumnos", del orden de 80.800 estudiantes en la educación primaria pública... El avance de la privada en París, antes residual, es imparable. Martin Raffet, presidente de la Federación de Asociaciones de Padres, recuerda que "en París, desde hace tres años, solo se cierran las escuelas públicas. En las privadas se mantienen estables sus medios de financiación y sus efectivos. Así se crea una educación a dos velocidades: la pública para los barrios populares, y la privada para las clases medias altas y los buenos alumnos. Es una segregación socio escolar", denuncia.
Daniel Verdú. París. El País, miércoles 19 de marzo de 2025.
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