viernes, 4 de abril de 2025

Marcos Morau deslumbra en Bélgica

"Romeo + Julia" de Marcos Morau, en la Ópera de Gante (Bélgica).
(Danny Willems /OBV

Seguir la agenda  de Marcos Morau no es tarea fácil. El coreógrafo valenciano (Ontinyent, 43 años) es ya una figura internacional y pasa la mayor parte del año dirigiendo por Europa, montando espectáculos  en Alemania, Suiza o Países Bajos. Acaba de presentar el último en la ópera de Gante, Romeo + Julia, a cuyo estreno asistió este diario por invitación de la prestigiosa institución belga. Estamos hablando del famoso ballet de Prokófiev sobre los amantes de Verona, pasado por el tamiz de Marcos Morau.

Había expectación en el ambiente, y Morau no defraudó. El concepto wagneriano de Gesamt-kunstwerk (obra de arte total) es el más indicado para hablar de las creaciones del valenciano. Más allá de la danza, más allá del teatro... Morau hace otra cosa. Los teatros europeos no le contratan para dirigir óperas, pero es cuestión de tiempo. Mientras, el coreógrafo va sumando montajes a su corpus artístico. Todo forma parte de una gran obra, y resulta emocionante encontrar en Romeo + Julia ecos de obras anteriores como Opening night o de Afanador. Movimientos, imágenes, reverberaciones estéticas que, lejos del autohomenaje o la repetición, completan una trayectoria sólida, compacta y muy coherente.

Esto también se debe, por supuesto, al equipo artístico que suele acompañar a Morau. En Bélgica ha vuelto a trabajar  con los creadores y cómplices Max Glaenzel en la escenografía, Silvia Delagneau en el vestuario y Bernat Jansà en la iluminación, además del imprescindible Roberto Fratini como dramaturgista. La apuesta de este montaje es radical y funciona porque tiene todo el sentido del mundo. En  Romeo + Julia no identificaremos a los dos jóvenes protagonistas: todos son Romeo y Julieta. Todos y ninguno al mismo tiempo. Esto no es una historia de amor , esta es la demostración de que el mundo lo rige la violencia. (...)

Morau hace mover, bailar y respirar a sus bailarines  como un solo cuerpo palpitante, con sus característicos cabezazos nerviosos y dislocaciones que, lejos de provocar lesiones, desplazan el centro de gravedad. Qué buena idea: en una compañía  de danza de 33 bailarines todos son, naturalmente, jóvenes y hermosos. Todos son por lo tanto Romeo y Julieta. Incluso en la mitad de un dúo veremos cómo los protagonistas van cambiando de intérprete; esta es la naturaleza del amor, da igual quien le ponga el alma y el cuerpo...

A juzgar por los aplausos y los bravos del final, parece que a los espectadores de Gante les gustó el espectáculo y gran parte de la platea ovacionó en pie a todo el equipo artístico. Romeo + Julia  se representará durante unos días en Gante y Amberes, las dos sedes de la ópera y el ballet de Flandes, y viajará después a la ciudad francesa de Lille. Veremos si algún día pasa por España. Mientras tanto Marcos Morau seguirá diseñando y creando espectáculos, imaginando mundos que dialogan entre ellos en una gran creación sin fin. Qué suerte tenemos de ser contemporáneos de Morau.

Oriol Puig Taulé. Gante, El País, martes 18 de marzo se 2025.

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