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Catherine L'Ecuyer. (Paula Argüelles) |
-La retirada de pantallas avanza. Hace unas semanas, la Comunidad de Madrid anunciaba un veto a las pantallas tanto en las aulas como en los deberes en casa. ¿Es una medida necesaria?
- Es una medida necesaria y que llega tarde. La medida se ha quedado corta. ¿Si es una medida de salud pública, por qué damos un año para que los centros escolares se adapten? ¿Si es una medida de salud pública, por qué no la hemos extendido también a la ESO?, ¿a los 12 años es grave y a los 13 no la es? ¿Y si es una medida de salud pública por qué no la hemos extendido a los centros privados? Hay dos temas fundamentales con las tabletas. El primero es que no hay un conjunto sólido de evidencias que apunten a que las tabletas traigan beneficios y no daños. El Instituto de Salud Pública de Quebec hizo una revisión de toda la literatura sobre la cuestión, y en él se concluye que los resultados a partir de datos científicos recientes sugieren que los dispositivos usados en el aula con fines educativos en el mejor de los casos no aportan ningún beneficio al aprendizaje, y en el peor, tienen un efecto negativo en la cognición de los jóvenes. El otro tema es que esos usos en el aula sirven de puente a otros recreativos, que van hacia la multitarea tecno lógica y a las redes. Y esto sabemos que hace daño.
-Da a impresión de que con la digitalización de la educación en las aulas hace años se puso el carro antes que las vacas, usando una frase coloquial.
-El problema además es que hablamos de algo que tiene efectos a largo plazo. Estamos mirando en el cortísimo plazo. Y confundimos la fascinación pasiva con el asombro y la atención sostenida. Como los jóvenes están en el umbral de sentir por los techos, pensamos que solo podemos cautivarles (ser cautivo es ser esclavo) a base de estímulos frecuentes intermitentes. No es lo mismo esa fascinación que la atención sostenida. El problema de fondo en las aulas no son las tabletas, el problema es que tenemos ratios muy altas. Con el dogma de la inclusión y la diversidad, tenemos clases llenas de alumnos con necesidades especiales que no están siendo debidamente atendidos y unos maestros quemados. Y recurrimos a eso con una tirita o medida de urgencia. Pero esta no es solución en el largo plazo.
-¿El uso frecuente de pantallas es una droga? Está en el Plan Nacional sobre Drogas. ¿Una visión exagerada?
-No, no me parece exagerada. Todas las adicciones tienen mecanismos parecidos. Sí que hay adicción tecnológica. La OMS la contempla en relación al uso de videojuegos. Hay un estudio actualmente que dice lo contrario de lo que apuntan los demás, The Lancet. Fíjate qué poca honestidad, que tenemos a todos los divulgadores propantalla citando este estudio ¡y no los otros 500!
-Qué fuentes son de referencia y qué Gobiernos u organismos lo han sido para lanzarse a dar el paso de esta desescalada tecnológica en las aulas?
- Los estudios hechos con criterios rigurosos, que tienen grupo de control. Tenemos estudios experimentales. La investigación es lenta, la innovación tecnológica rápida. Por eso tenemos un problema: vamos detrás de las innovaciones en el mundo científico. Tarda años en haber evidencias de que algo es dañino. Esto es un gran problema.
-¿Qué es lo bueno?
-Lo bueno de ahora es que están llegando estudios experimentales. Antes lo que decían los críticos o escépticos de la crítica a las pantallas es que no es lo mismo correlación que casualidad. El verano pasado salió el informe del cirujano general, principal autoridad en materia sanitaria de EE.UU. Ese informe cita estudios que son experimentales, que hablan de casualidad, no solo de correlación , entre las tecnologías y el suicidio, los trastornos alimentarios, la baja autoestima y la depresión y la ansiedad...
-Existe aún ignorancia en la comunidad escolar y en las familias respecto de los efectos que las pantallas pueden tener en la salud y el aprendizaje de los chavales?
-Más que prohibir, es retirar. Lo que no se tiene no se usa. No hay tentación.
-Exacto. En mi casa nunca he prohibido los videojuegos. Es que no los hay. El tener y prohibir es la mejor forma de agotarse desde el punto de vista educativo. En lugar de padre te conviertes en policía. Te pasas todo el día diciendo "no, no, no". Los hijos quedan resentidos y los padres agotados...
Ana Abelenda. La Voz de Galicia, sábado 12 de abril de 2025.
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