miércoles, 17 de septiembre de 2025

Claire Martin nos propone buscar nuestro lugar en el mundo

Chispea y hace frío en el inestable julio parisiense. Un lugar, sin embargo, claramente preferible en el tórrido verano europeo, para usar la terminología de la filósofa francesa Claire Martin (París 50 años) sobre los espacios más adecuados a nosotros. La cita con la pensadora es en su pequeño apartamento del distrito XIV de la capital francesa. Marin es autora de una decena de ensayos. El último es Estar en su lugar (Anagrama, 2024), donde desgrana la utilidad de encontrar nuestro recoveco en el mundo. Ya sea geográfico, identitario, cultural o sexual. También recorremos algunos de los elementos de sus obras, donde utiliza la filosofía y a los grandes maestros para explicar el sufrimiento o las virtudes ocultas en nuestros actos cotidianos. Empezar de nuevo, el contacto, la ruptura como motor necesario y doloroso del cambio. Qué gusto obtener respuestas sobre casi todo sin recurrir a la inteligencia artificial.

Pregunta.- Últimamente no ando muy bien con mi pareja, ¿me aconsejaría romper o darle una vuelta al asunto?

Respuesta.- Bueno, habría que ver por qué no estamos bien. A veces confundimos las razones del malestar, y el cónyuge es la primera superficie donde apoyarlo. El problema puede estar fuera y no ser responsabilidad de la relación. Además, la cuestión es ver que proyectos en común hay. los elementos que empujan a estar juntos. Pero romper siempre es muy doloroso como decisión... A veces romper con el otro es también romper con la persona que uno es con esa pareja. Sucede también  en las relaciones de amistad. Algunas se rompen brutalmente  porque ya no queremos estar en el lugar que esa amistad nos asigna. Lo mismo ocurre con la familia, con situaciones que nos infantilizan, o nos culpabilizan.

P.-¿Los cambios están sobrevalorados?

R.- Va con nuestra sociedad, obsesionada con lo nuevo. Y eso se ha acelerado. Da la impresión de que para mantener la intensidad hay que cambiar de imagen continuamente, es ese gesto del scroll. Con las parejas ocurre lo mismo. Es una ilusión, porque son cambios superficiales, relaciones muy breves sin impacto transformador. Son divertimentos, como series de televisión o ropa nueva. Pero lo otro requiere un compromiso, una inversión, algo de ti mismo.

P.- ¿El ascensor social francés se ha averiado?

R.- Sí, por razones políticas. Las decisiones políticas han destruido la malla social, educativa y cultural que era su sustento. Aquello que funcionaba en los setenta hoy funciona mal: todo se privatiza. Hay algo criminal en la destrucción de esa igualdad, que era un orgullo de Francia. Hay una regresión en el plano social, pero también moral.

P.-Usted habla en su libro la idea de estar en nuestro lugar. ¿Eso significa lo mismo que estar en el buen lugar?

R.-La pregunta es si el lugar que me asignan es en el que debo estar. ¿Como mujer tengo que asumir el rol de un machismo conservador? Se puede pensar que puedes fabricarte tu lugar, real o simbólico. A veces hay que forzar y proponer un modelo de representación que no existe.

P.-Hay una cierta angustia por no estar en el lugar en que deberíamos

R.- Es como nuestra incapacidad de ser felices, sí. Pero no hay que focalizarse en un lugar geográfico. El lugar es algo que se define por las relaciones y la actividad: qué hago, con quién lo hago, qué sentido tiene para mí y para los demás.

P.-¿Estamos más obsesionados con la sexualidad que antes?

R.- Había algo obsesivo en relacionar la sexualidad con el bienestar. Pero deberíamos preguntarnos si es tan importante. Hay épocas en que es central para construirse, pero no es lo mismo en todas. Puede haber voluntad de alargarla, pero también de retrasar el momento de entrar en la sexualidad, jóvenes que sin ser reaccionarios eligen eso. No debe acelerarse. Lo positivo son los discursos diversos con voces disonantes.

Daniel Verdú. El País, domingo10 de agosto de 2025.

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