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| La villa Les Rhumbs en 2020. (Foto: Musée Christian Dior) |
Cuando en 1906 Madeleine Dior compró Les Rhumbs, una casa con una hectárea de terreno desértico que bordeaba el cementerio de Granville, en Bretaña, no podía imaginar que su elección cambiaría la manera de vestir de las mujeres de la segunda mitad del siglo.
Madeleine Dior, que tuvo un hijo al que llamó Christian, dedicó muchos años de su vida a convertir aquel espacio con vistas al mar en un frondoso jardín. Sembró pinos, robles y cipreses que crecían "contra viento y marea", según le gustaba repetir a su hijo, el modista.
En el jardín de su madre el pequeño Christian pasó muchas horas observando y aprendiendo. "Para mis ojos de niño era como una selva virgen ", contó en sus diarios. Allí aprendí a anunciar las estaciones por el color de las hojas y la furia con la que el viento golpeaba contra los árboles. Con su madre y los jardineros de la casa se convirtió en un experto en identificar la esencia de las flores y las bondades de la naturaleza.
En 1947 aquel jovencito cambió la historia de la moda con su primera colección, marcada por la línea Corolle con una silueta que recordaba a las flores invertidas en plena floración. Fue el hilo conductor que dio vida a la femme fleurs., Vestidas para agradar y recuperar la grandeza tras los años de austeridad de la II Guerra Mundial, esa silueta sería bautizada como new look y simbolizaría el fin de las penurias y la vuelta de suntuosidad y el lujo.
Desde 1939, los jardines de aquella casa de la infancia de monsieur Dior son públicos y pueden visitarse. En 1997 la mansión Les Rhumbs se convirtió en el Museo Dior, que este verano ha inaugurado la exposición Dior, Enchanting Gardens y ha editado un libro con el mismo nombre para trazar la línea que une ese jardín con las creaciones de la maison Dior. Desde el primer desfile de 1947 hasta las creaciones de los directores creativos contemporáneos con John Galliano, Raf Simons y Maria Grazia Chiuri se puede apreciar la influencia de los jardines de Granville en la obra de la maison, explica la comisaria, Brigitte Richart, que destaca: "La línea central de la exposición que podrá visitarse hasta el 2 de noviembre de 2025 es mostrar la continuidad de las flores y la naturaleza como inspiración de la casa Dior".
Para la comisaria de la exposición, dos de las piezas icónicas por las que merece la pena hacer una parada en Granville son los vestidos Vilmorin y Andrieux creados por Christian Dior en 1952, un homenaje a la pasión de su madre por las flores silvestres sin pretensiones como las margaritas, y la suya propia por los catálogos coloreados de huerta y jardinería de Vilmorin-Andrieux&CIE. "Eran su lectura preferida por encima de cualquier novela, y, gracias a ellos, Dior aprendió el nombre de las semillas y los cuidados de las plantas", explica Richart. En homenaje a esos comerciantes de semillas, el modista creó dos vestidos de tarde cubiertos de flores amarillas bordadas por el couturier Rébé que fueron portada de la revista Elle en marzo de 1952, lucidos por la modelo Sylvie Hirsch y la actriz Brigitte Bardot...
Karelia Vázquez. El País Semanal, 12 de agosto de 2025.

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