jueves, 18 de septiembre de 2025

"El amor"

A ese sentimentalismo incandescente de El cielo abierto de Nicolas Mathieu, se opone El amor la nueva novela de François Bégaudeau, que ha llegado al mismo tiempo a las librerías españolas. Mientras Mathieu se deja arrastrar por la tormenta de los afectos, Bégaudeau los contempla con una ternura genuina, pero filtrada por cierta frialdad sociológica. Uno lo vive como un huracán que arrasa con todo. El otro, como una convención cultural que hace la existencia un poco más llevadera. El autor de la extraordinaria La clase, inspirada en su experiencia como profesor en un instituto de París (y adaptada al cine por Laurent Cantet, el propio Bégaudeau como protagonista), narra aquí la deriva apacible de un matrimonio de clase media a lo largo de cinco décadas. A diferencia de Mathieu, Bégaudeau no ve el amor como una gesta. Lo describe "tal como lo vive la mayoría": sin grandes crisis ni estridencias, hecho de gestos mínimos, de un compromiso sin épica y de un pragmatismo  un poco triste, como si amar fuera un imperativo social. 

Bégaudeau opta por una narración sobria y cronológica; más sencilla pero no peor. Prefiere la claridad  a la ornamentación, siempre atento a los silencios y a las rutinas, y con un vocabulario llano que remite a la tradición del realismo francés. Su imagen del amor es coherente con su estilo: sobria, sin dramatismos, centrada en lo que permanece. Mathieu en cambio se inscribe en una escritura más fragmentada, encendida y evocadora, que se acerca por momentos al simbolismo como sugiere su cita al célebre "berro azul" de Rimbaud.

Aun así, los dos escritores cierran los libros con la misma figura: un padre enfermo y moribundo que despierta en ellos una inesperada compasión. Como si, al final, se reconciliaran con una forma de normalidad contra la que se rebelaron durante la primera mitad de sus vidas. Como si hubieran comprendido al fin que sus padres, igual que ellos, hicieron lo que pudieron. Estos dos libros, supuestas reflexiones sobre el amor, acaban hablando más bien  de la aceptación de una certeza irrebatible: que todo tiene un final.  

Álex Vicente. Babelia. El País, sábado 23 de agosto de 2025.

No hay comentarios:

Publicar un comentario