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Retrato de Pirre Mabille |
Esta publicación es la más feliz concreción en su condición de explorador de mundos fantásticos, de gran sabedor e indagador, un verdadero proyecto de trazar un mapa sobre el territorio de lo maravilloso en literatura -una aspiración inalcanzable por definición-, no solo entre los autores más relevantes de Occidente, también en culturas alejadas de lo europeo, en cuentos y textos indios, tibetanos, armenios, árabes, mesopotámicos, finlandeses, australianos, egipcios subsaharianos...
Apunta Mabille que merveille (maravilla) deriva de la raíz miror ("cosas susceptibles o dignas de mirarse"), en torno a la que ha proliferado una extraña familia que acoge mirer (mirar), se mirer (reflejarse), admirer (admirar), miracle (milagro), mirage (espejismo) y miroir (espejo). Es esta última palabra la que condicionará, incluso guiará, su hermosísimo viaje: "La búsqueda de la definición de lo maravilloso -incide- nos conduce al espejo, el instrumento mágico más banal y extraordinario de todos". Y más adelante añade: "Gracias al espejo hemos podido escapar de los confines que nos encierran, hemos podido transformar nuestro sentimiento de la existencia en una representación: nos hemos descubierto a nosotros mismos. Nuestra esperanza es que se produzca el fenómeno inverso con respecto a los objetos".
No es de extrañar que tanto André Breton (que firma un elogio del autor al inicio del libro) como el editor Jacobo Siruela se hayan visto seducidos por esta antología.
"Los reflejos y los ecos -insiste Mabille- conducen al centro del inconsciente, a los orígenes del sueño, al lugar donde el deseo alcanza a expresarse de manera confusa". Parece obvio así el criterio que llevó a Mabille a elegir la Alicia de A través del espejo, de Lewis Carroll, para inaugurar una selección en la que están presentes creadores como Rimbaud, William Blake, Goethe, Shakespeare, Ovidio, Kafka, Charles R. Maturin, Platón, Julien Gracq, Char, Erskine, Caldwell, Jarry, Poe, Apuleyo... pero también menos conocidos.
En fin, una gran aventura que propone Pierre Mabille más allá de la distinción que André Breton subraya entre lo fantástico - "casi siempre en el orden de la ficción intrascendente"- y lo maravilloso, que defiende y ensalza por su capacidad para iluminar "el extremo más alejado del movimiento vital" y comprender "todo el ámbito de las emociones".
H. J. P. La Voz de Galicia, lunes 25 de agosto de 2025.
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