"...¡Lo que soy, qué más da, lo importante es cómo puedo ser libre!" |
Sus crónicas escritas en aeropuertos de medio mundo para el diario Libération, están llenas de referencias a la actualidad, trufadas de citas literarias y mitológicas: los EEUU de Trump, el zapatismo de México, el feminismo árabe, la violencia machista o la crisis griega. Pero en ellas, el autor también se desnuda sin pudor para explicar su tránsito durante su reasignación de sexo. "El libro es una crónica del cruce, del viaje personal y de la sociedad llena de fronteras que son una tecnología violenta. Vivimos en un cambio de paradigma solo comparable al del siglo XV con la invención de la imprenta y la colonización. Ahora, Internet, la inteligencia artificial y la robotización han cambiado nuestras vidas y si no nos enfrentamos a ese cambio podemos acabar con el planeta", explica.
"Me pidieron colaborar en Libération tras mi cese del Macba, donde dirigía programas públicos. Fue en 2015, tras la polémica por La bestia y el soberano, donde se exponía una escultura de Juan Carlos I sodomizado. Acepté ser comisario en la Documenta de Kassel, me instalé en Atenas y decidí aumentar la dosis de testosterona y entrar en un protocolo de una clínica y cambiar de sexo".
Su cambio a hombre le ha llevado de "feminista radical a trans anti-identidad, ya que la identidad de género y de la raza son un invento del patriarcado colonial desde el siglo XV, que sigue defendiendo el antiguo régimen que piensa de forma binaria. Nuestra tarea no debe ser de identificación, sino de desidentificación frente a las políticas heteropatriarcales, en las que si una mujer no accede a la maternidad es una paria".
" No tengo nada más que decir que criticar de forma radical todas las identidades", explica, como buen discípulo de Jacques Derrida...
José Ángel Montañés. Barcelona. El País, viernes 12 de abril de 2019
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