martes, 9 de abril de 2019

Qatar asalta el mercado del arte

El Museo Nacional de Qatar de Jean Nouvel
En 1903 el historiador y diplomático británico John Gordon Lorimer fue enviado por el imperio para descifrar el censo de Doha. Sus pesquisas sobre la colonia alumbraron un padrón preciso: 12.000 personas, 800 camellos y 150 caballos habitaban una tierra baldía. Un confín remoto y tribal, plaza fuerte de turcos y británicos, que se contaba entre las poblaciones más pobres del planeta. Medio siglo después de la labor detectivesca de Lorimer, el hallazgo de petróleo y gas -tardío si se compara con el milagro de sus vecinos del golfo Pérsico- desterró la búsqueda de perlas, hasta entonces su principal actividad económica. Los dólares han esculpido desde entonces el horizonte de rascacielos que asoman desde la corniche y la geografía de una ciudad en perpetuas obras. 
Qatar con una superficie similar a la de la región de Murcia, se jacta de ser el país más rico del mundo, con el mayor PIB por habitante del planeta, 2,7 millones de almas -de las que solo el 12% tiene carné de identidad qatarí- residen en el reino de los Al Zani.
Sin estrecheces económicas ni recesiones a la vista, su familia real hilvana bajo el skyline de grúas y lujo  las costuras de un oasis cultural mientras, al unísono, levanta los estadios del Mundial de fútbol de 2022. "Como ve nuestras ambiciones son grandes y nuestro radio de alcance amplio. Nuestro objetivo final es convertir Qatar en la capital cultural de Oriente Próximo y, para ello, hemos construido un caso sólido en más de una década de operaciones" confiesa Ahmed al Namla, el director ejecutivo de la Autoridad de Museos de Qatar, una de las agencias estatales que contribuyen a lo que hasta hace poco se antojaba un espejismo...
En el mapa de galerías que afloran por Qatar - que sumará el mes de marzo el Museo Nacional, un edificio en forma de rosa del desierto diseñado por el arquitecto francés Jean Nouvel-, la joya de la corona es el Museo de Arte Islámico, una mole plantada en una península artificial que se abre a la bahía de Doha. Un centro con una década de existencia, firmado por el arquitecto chino estadounidense I.M.Pei que presume de albergar la mejor colección  de arte islámico del planeta, una miscelánea de 14 siglos que se extiende desde China hasta España... 
Francisco Carrión. Doha.Papel. El Mundo, miércoles 27 de febrero de 2019 

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