miércoles, 14 de octubre de 2020

Desde Francia recogiendo la basura de la Ruta Jacobea

Zsolt Vadász
En Santiago nos hemos acostumbrado a encontrar gente muy extraña. Viajeros incansables, extranjeros del otro lado del mundo y personas con historias difícilmente creíbles incluso para quienes ya han escuchado de todo. 

Zsolt Vadász es un viajero húngaro de esos que atrae atención a sus paso. No sólo por su curiosa estética, ni por su icónico Trabant que lo acompaña en sus aventuras, sino por el largo historial de viajes que tiene a sus espaldas y que no deja de crecer.

Hace algo más de 50 días este viajero convertido en peregrino dejó su vehículo en Francia para partir desde Saint Jean Pied de Port en dirección a Santiago, ataviado con un traje de peregrino medieval y con un ancho sombrero. Más allá de seguir los pasos de los miles de caminantes que anualmente realizan la Ruta más transitada del Camino, Zsolt se propuso aportar su granito de arena a la conservación de un espacio por el que ya había pasado en otras ocasiones. "Este es mi 18º Camino, los he hecho todos y mi corazón me decía que hiciese algo por mantener la Ruta Francesa", cuenta el peregrino.

Así, con el objetivo de devolverle a la Ruta todo lo vivido, Zsolt "paraba en un pueblo, compraba una bolsa de basura de 50 litros y me dedicaba a recoger la basura, nunca de las zonas residenciales o industriales, solo d el Ruta". En el camino se encontró de todo, " sobre todo mucho plástico, botellas y latas".

En los primeros diez días este caminante ya había recogido más de 500 litros de basura. Una actividad que compartió a través de sus redes sociales, donde muchos otros intrépidos viajeros lo siguen y que animó a que otros peregrinos se uniesen a la iniciativa de dejar el Camino un poco más limpio.

 Así, según explicó en una entrevista con un conocido medio de su Hungría natal, su objetivo era participar en actividades humanitarias en África, aunque el cierre de algunas fronteras y el conflicto armado de Mali lo obligaron a cambiar de planes...

Zolst asegura haberse quedado impresionado por el ambiente que actualmente se vive en el Camino. Acostumbrado a los anteriores en los que había "mucha gente que llevaba música o hablaba muy alto", en esta ocasión el caminante ha podido disfrutar  de un recorrido en solitario, "muy espiritual y muy bueno para meditar". Está caro que el "barullo" que para algunos da vida a la Ruta, puede ser molesto para quienes simplemente prefieren caminar en silencio, durmiendo en el bosque y recogiendo kilos  y kilos de basur a su paso.

A.B. El Cooreo Gallego, domingo 27 de septiembre de 2020.

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