jueves, 1 de octubre de 2020

Compagnon y el arte de la cita y la glosa

No hay que ir muy lejos en el tiempo para hallar casos en que la cita  -literaria o no tanto -ha sido mal  entendida y  la cosa ha de-rivado en plagio descarado justificado con un encendido canto a las libertades de la intertextualidad  o, en argumentaciones más pobres, por un descuido, una  negligencia o  un olvido en un en-trecomillado o en una nota a  pie de página. "No  hacemos sino glosarnos los unos a los otros", advertía ya a mediados del siglo XVI Michel de Montaigne.

El arte de la cita y la apropiación son algunos de los objetos de reflexión del nuevo y delicioso ensayo del profesor Antoine Compagnon (Bruselas, 1950) que el sello Acantilado trae al castellano -traducción a cargo de Manuel Arranz-, La segunda mano o el trabajo de la cita, que llega el próximo miércoles a las librerías.

Como su amado Montaigne, Compagnon -que ha hecho de la desmitificación de la modernidad uno de sus caballos de batalla mayores, tesis que  expone en su libro Los antimodernos (también en Acantilado)- expone como afirmación de partida "toda escritura es glosa y glosa de la glosa, toda enunciación repite... La cita y el libro son las dos caras de una misma cosa, las dos caras de ese glosarnos los unos a los otros, de la entreglosa". Es más, prosigue, este nuevo libro varia sobre un tema: "la glosa es la manía, la idea fija, la obsesión de la escritura es su origen y su límite", subraya el catedrático de La Sorbona que ahonda en el planteamiento del texto: "Series o fugas sucesivas, secuencias que desvían el tema inicial y el objeto asintótico sin abordarlos de frente; tratan de acercarse a él mediante rodeos, de tocarlo tangencialmente, de trazar su enclave geométrico".

Compagnon anota en un breve prólogo, quiere plantear en su ensayo una cuestión de principio: "¿Cómo desenvolverse en la maraña de todo lo dicho?", para ello recurre, aclara a cuatro secuencias: fenomelogía, semiología, genealogía, y teratología. Este libro, concluye su autor, quiere establecer una aproximación al cuadro clínico de la cita, nunca a una terapéutica. Y es que el mismo dice ser "víctima de la cita, es decir del lenguaje". Por lo que, ironiza, en este viaje, espera haberse apartado, al menos, del lugar común".

G.N. Redacción. La Voz de Galicia, lunes 28 de septiembre de 2020

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