El asombro que le provoca España es de igual intensidad, asegura, aunque de diferente naturaleza. "La primera ciudad extranjera que visité, con 12 años, fue Bilbao y desde entonces la cultura española ha estado muy presente en mi vida", confiesa Adès, en vísperas de su viaje a San Sebastián para dirigir la Orquesta Nacional de la Ópera de París y al pianista Kirill Gerstein en el tramo final de la 86ª edición de la Quincena Musical. La primera parte del concierto estará dedicada al 150º aniversario del nacimiento de Ravel. "Ningún otro compositor se ha atrevido a poner la exquisitez técnica de sus partituras al servicio de una emotividad casi infantil", comenta a propósito de Le Tombeau de Couperin, el Concierto para mano izquierda y La Valse. "Cuando escucho estas piezas me siento como un niño ante un truco de magia". (...)
La dirección, dice, es otro cantar. "En el podio siento que tengo un objetivo que cumplir, aunque solo sea convencer amablemente a los músicos de que lo que he escrito no es tan difícil de abordar como puede parecer a primera vista", bromea... No será la primera vez que dé forma con la batuta al sonido inconfundible de la orquesta titular de la Ópera de la Bastilla. Con ella ofició en febrero del año pasado el estreno parisiense de su ópera El ángel exterminador tras el éxito, la temporada anterior en el escenario del vecino Palais Garnier, de Dante, un ballet inspirado en La divina comedia.
Hace dos años Adès recibió el Premio Fronteras del Conocimiento en la modalidad de Música y Ópera que otorga la Fundación BBVA. Cuando se hizo público el fallo del jurado nadie se podía explicar que su ópera El ángel exterminador, basada en la película de Buñuel, no hubiera elevado un solo telón en España, más allá de los conciertos que el mismo dirigió en el Auditorio de Madrid.
Benjamín G. Rosado, El País 27-8-25
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