"Mi titulo me abre un 4% de las puertas y me cierra el otro 96%"apunta. En ese 4% están los mejores restaurantes, los mejores hoteles y las mejores tiendas del mundo. Empezó su carrerea como periodista para la revista Women's Wear Daily. "Conocí a Yves Saint Laurent, a Coco Chanel... Me encantaba mi trabajo pero tuve que dejarlo cuando me casé con Miguel. Entonces las princesas no trabajaban", dice. La boda se celebró en 1967.
Beatriz y Miguel de Orleans vivieron en Casablanca y Londres. En 1974, poco antes de la muerte de Franco, aterrizaron en Madrid. "España ha tenido dos épocas nefastas: la Inquisición y el franquismo. Cuando llegué, no había escritores ni pintores, ni pensadores ni filósofos. Los teníamos a todos en Francia", recuerda. Le sorprendió el nivel intelectual de muchas mujeres de la clase alta madrileña: "Hablaban únicamente de los niños y del servicio. Yo era como un objeto singular . Pero me daba igual. Toda la vida me han criticado mucho.
Al príncipe le costaba encontrar trabajo en esa España. "Ya teníamos tres hijos y había que mantener a la familia. Christian Dior me ofreció abrir la firma en España y me dije. "¿Por qué no". Beatriz de Orleans se convirtió en la primera consejera delegada de la maison y en la única princesa en nómina. "También era la única mujer de mi círculo que trabajaba" añade.
Estuvo al frente de Dior en España durante más de 30 años . Cuando se jubiló, creó la Asociación Española del Lujo, una entidad sin ánimo de lucro que promociona los productos y servicios artesanales de pequeñas empresas españolas en el extranjero. Empezó con tres compañías y hoy hay más de 170 asociadas. Ella, presidenta de honor de la Asociación , viaja por el mundo en misiones comerciales. "Hay muchas pequeñas empresas en España que son excelentes. Yo les abro las puertas en el mundo", dice. "El lujo es sinónimo de excelencia. Puede ser un Rolls-Royce o un bolso de Dior, pero también un buen queso", explica. "Yo, por ejemplo, nací en la guerra y fui educada en un castillo del XVIII sin agua caliente y sin calefacción. A mi padre lo mataron los alemanes cuando yo era pequeña. Había muy poca cosa material, pero mucha intelectual. A los ocho años ya teníamos que leer a Voltaire", recuerda. "El lujo era moral e intelectual. No tuve lujos materiales, pero sí el lujo de una cabeza bien hecha".
El negocio del lujo ha cambiado desde que empezó a trabajar en esta industria. Ahora hay tiendas de Dior o Louis Vuitton hasta en los aeropuertos. "Es la globalización. Todo es igual", reflexiona. Madrid también ha cambiado mucho. Orleans ve muchas caras nuevas en el barrio de Salamanca. "Hay millonarios latinoamericanos por todos lados. Las marcas de lujo viven de ellos. Yo odio llevar algo en lo que se vea una marca o un logo. A ellos, en cambio, les encanta", dice.
Hace unas semanas, su sobrino, Juan de Orleans, actual conde de París y jefe de esta ex familia real, abogó por recuperar la monarquía para salir de la crisis política que atraviesa Francia. "Eso es imposible. Francia es una república democrática y, pese a lo que digan, va bien". "Somos una república, pero respetamos nuestra historia y nuestra monarquía más que España. Es parte de nuestra historia y nuestra cultura", apunta.
Siempre que le preguntan por Juan Carlos de Borbón, lo defiende. "A los franceses nos interesa su figura porque es un Borbón. Adora a las mujeres como cualquier Borbón. ¿Y? En Francia estamos orgullosos de las amantes de nuestros reyes. Nunca un rey de Francia tapó a sus amantes. Los presidentes de la República tampoco. Al funeral de François Mitterrand fueron sus dos amantes y estábamos todos encantados".
Martín Bianchi. Madrid. El País, domingo 19 de octubre de 2025.

No hay comentarios:
Publicar un comentario