No es la primera vez que Messud, profesora de Escritura Creativa en Harvard, aborda el tema de la identidad de una estirpe franco-argelina con el éxodo del patriarca de la familia. Lo hizo en su segunda novela, The last life (1999), mejor libro del año para Publishers Weekly. Su primera obra When the World was steady, ya había sido finalista del Premio Pen/Faulkner, iniciando una carrera literaria de considerable interés.
Claire Messud aborda esta saga multigeneracional como la gran epopeya de la familia Cassar, y la divid en siete partes, con un epílogo sorpresa. El primer tramo se inicia en 1940, en Larbad, Argelia, y la última parte se cerrará en 2010, en Nueva York, Tolón y Connecticut. Los caminos de Gaston Cassar, su esposa Lucienne y sus dos hijos, François y Denise, se cruzarán con grandes acontecimientos históricos: La II Guerra Mundial; los alemanes entrando en París; la guerra de la Independencia de Argelia, con el éxodo de los argelinos de origen europeo en 1962 ; la transformación de la empresa de aluminio francesa, Péchiney, con expansión internacional , en la que trabaja con éxito François Cassar; los avance modernos en Estados Unidos. Australia y Canadá. El hijo de la saga, François, un brillante estudiante en universidades norteamericanas, casado con Bárbara, hija de canadienses, contemplará cómo sus dos hijas, Loulou y Chloe, no acaban tampoco de asumir una identidad clara.
El público lector recorrerá con los Cassar ubicaciones casi siempre temporales en Argelia, Canadá, Argentina, Australia, Estados Unidos y Francia, y cada secuencia narrativa estará imbricada con el recorrido de cada uno de los personajes. Se entreverá la escritura clásica de los capítulos en tercera persona, y la más íntima y subjetiva, en la voz de la nieta más joven, Chloe...
La virtud más poderosa de Messud es la profundidad psicológica con que retrata a los personajes. El patriarca Gaston Cassar y su esposa, fervientes católicos, representan una historia de amor duradera y una resiliencia a prueba de catástrofes. De sus dos hijos, la desubicación real de François, se convertirá en una impresionante representación de espíritu roto; Denis, la hija soltera, vivirá entre la fantasía de ser otra y el patetismo de una vida a medio vivir. La autora puede parecer cruel en algunos retratos, pero en el rastreo de la evolución de los personajes hay una piedad soterrada, una comprensión del desarraigo inicial y su estigma en los herederos, quizá la esperanza de la saga.
Lourdes Ventura. El Cultural, 19-9-2025.

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