miércoles, 8 de octubre de 2025

Leila Slimani: "Desde los atentados de 2015 en Bataclán Francia es un país a la deriva"

Leila Slimani en Paris. EFE

"Siento una mezcla extraña de tristeza, alivio y un poco de melancolía. Cuando al fin terminé la novela me sentí aliviada, porque fue un trabajo enorme, necesitaba cerrarlo, tantos años conviviendo con estos personajes...Además los lectores me preguntaban siempre cuando iban a poder leer el último", explica entre risas la escritora Leila Slimani (Rabat, 1981) desde su casa en Lisboa...Me llevaré el fuego (Cabaret Voltaire) pone el punto final a casi una década volcada en la trilogía El país de los otros, un recorrido por medio siglo de historia  inspirado en su familia -desde los años cuarenta  en que su abuela Alsaciana se mudó  a Marruecos hasta los 90 en que ella , más bien su alter ego hace el camino inverso a Francia- en el que desgrana la historia de su país al tiempo que explora sus grandes temas literarios: el cuerpo y el deseo femeninos, el peso del patriarcado y la libertad y la mirada condescendiente  de Occidente sobre el mundo.

Ganadora del Premio Goncourt en 2016 con Canción dulce, Slimani es ácrata y libérrima como escritora y como persona: reivindica el egoísmo en la familia, la indiferencia en política y la rebeldía en la sociedad... Por eso insiste: "No puedes basar tu identidad solo en la memoria, pues ésta también esta hecha  de imaginación, de ficción, de sueños... que construimos  con todas las cosas que nos rodean. Yo soy marroquí y francesa, pero a través de las cosas que leo, a veces me siento colombiana o americana o egipcia. Podemos ser lo que queramos. Somos lo que amamos y lo que deseamos", sostiene.

 Y es que para la escritora la literatura es una patria . "Es mi hogar, los diferentes personajes son mis amigos y Tolstoi, Chéjov y García Márquez hermanos mayores que admiro mucho. La identidad no es un pasaporte, sino quién eres y qué haces, y la literatura te lleva a preguntarte qué es ser buena persona, qué es el amor o cómo es ser otro. Por eso creo que es el mejor lugar donde puedes vivir".

Más allá de la identidad, Me llevaré el fuego traza un mosaico de la realidad social del Marruecos de los años 80 y 90. Un país que mientras se occidentalizaba convivía con una represiva monarquía dictatorial y una integración religiosa. Cada generación tiene un sueño y para la de mis padres  que tenían 20 años  a finales de los años 60 era la de igualdad. Un mundo  con más igualdad con más libertad individual y menos presión social", rememora la escritora. "Sin embargo, poco a poco vieron la vuelta de la presión islámica, algo que nunca hubieran imaginado y el triunfo de una especie de obsesión por el dinero que convirtió a Marruecos en un país como cualquier otro que es muy capitalista y a veces muy violento".

"En los últimos 10 años desde los ataques de Bataclan, algo ha pasado. Francia es un país traumatizado y a la deriva que no ha superado todo esto. Hay más agresividad, más intolerancia, menos debate". "Para ser honesta estoy muy triste  y preocupada por la situación de Francia, y es algo que afecta a todo el mundo, a los de origen magrebí o africano. a los ciudadanos de origen francés... El país está muy divido y es complicado saber que pasará", reconoce. Lo que si sabe es de qué tratará su próxima obra. Será algo muy diferente y nada autobiográfico. Quiero escribir ahora algo más similar a Canción dulce, algo muy oscuro y corto. Pero veremos, veremos", concluye.

Andrés Seoane. El Mundo, lunes 22 de septiembre de 2025.

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