"Es una novela que gesté durante varios años antes de escribirla. Me interesaba mucho el tema de la desaparición. Es algo que me fascina. Y también quería imaginar quién descansa, quién está enterrado en lugar de Colette. Quería que la novela empezara con estos dos temas y que la narradora, Agnès, descubriera, al igual que el lector respuestas a sus preguntas", cuenta la autora, que ha viajado a España para presentar su libro.
- Dice que con "Tatá" ha ido un paso de más allá en la escritura. ¿Por qué?
- No escribes una cuarta novela igual que escribes la primera. Han pasado diez años desde entonces. No me censuro, es verdad que con esta me he atrevido con todo en la narración. Es la primera vez que escribo un libro que me ha requerido años de trabajo.
-Sus personajes femeninos se rebelan, deciden. actúan. ¿Cómo se enfrenta el retrato de las mujeres resilientes?
-Lo primero hay que situarlas en su contexto. Colette nació después de la guerra, mientras que Agnès nació en los años setenta. Así que yo visualizó en qué momento nacieron, cómo eran sus padres, cómo va a afrontarse su vida sentimental, su vida amistosa y cómo se van asentir respecto a su trabajo, a su profesión. Eso es algo propio de todos mis personajes femeninos.
-También el humor. ¿Es la otra cara de la tragedia?
-En mi narración y en mi vida, el humor es fundamental. Si no te ríes un poco cada día, la vida es algo terrible. La risa salva. Me gusta mucho la gente que tiene sentido del humor. Me parece que es gente atractiva. Y muchas veces ocultan algo oscuro...
-¿Saltar del pasado al presente, de la realidad al territorio de la ficción, es su rasgo creativo?
-Es verdad que en mi proceso creativo, muchas veces el pasado se une con el presente. Intento insuflarles mucha vida a los personajes para que los lectores puedan sentirse cercanos a ellos e identificarse. Generalmente, cuando abordo una novela, ya tengo los grandes ejes , los grandes temas , los personajes principales y conozco el final, pero cuando empiezo con el trabajo de escritura, todavía no sé qué camino voy a coger para llegar a ese desenlace. es como si improvisara en base a algo muy estructurado. Y dejo que la vida se una a la novela. Por ejemplo, voy conociendo a personas que me hablan de su vida, de su trabajo y a veces los convierto en personajes. En reumen, mezclo la vida diaria, la vida de la gente con la ficción...
Mila Méndez. Fugas, La Voz de Galicia, viernes 12 de septiembre de 2025.

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