domingo, 19 de octubre de 2025

Florence Aubenas, "El desconocido de correos"

Sucedió en uno de esos lugares donde nunca pasa nada. El caso empezó con el cuerpo acuchillado de la encargada de una oficina de correos en un punto remoto de la Francia profunda. La mañana del 19 de diciembre de 2008, en Montréal-la-Cluse, pequeño municipio al noroeste de Lyon, dos vecinos empujaron la puerta de la estafeta y encontraron a la funcionaria, Catherine Burgod, tendida en el suelo y cubierta de sangre, con 28 puñaladas por todo el cuerpo. Dejó una taza de café frío y un autodefinido a medio hacer. A su alrededor todo estaba en orden como si la víctima hubiera dejado que su verdugo se le acercase, como si lo conociera de antes. El botín apenas alcanzaba los 3.000 euros: demasiada violencia para tan poco dinero. En una cuenca industrial encajada entre montañas y encerrada en sí misma, el pueblo se encogió de miedo mientras  arrancaba una busca obstinada del culpable, que duraría muchos años.

A partir de este material, Florence Aubenas (Bruselas,1961) construye su nuevo libro, El desconocido de correos (Anagrama) que ha llegado esta semana a las librerías, crónica sobre ese crimen que tmbién es el retrato coral de toda una comunidad. "En Francia hay muchos sucesos pero pocos como este: aquí conviven personas que no hablan el mismo lenguaje social. A cada paso, esos universos se dan de bruces. Eso es lo que quería mostrar ", resume la autora, una de las grandes firmas del periodismo europeo. Durante años, el sospechoso perfecto será Gérald Thomassin, actor descubierto por Jacques Doillon  y premiado con un César en los noventa, pero caído en desgracia y convertido en vagabundo. Terminará en la cárcel durante 4 años , pese a la falta de pruebas. Hasta que la investigación llevará el caso por otros derroteros, todos ellos equivocados.

Logramos coincidir  con Aubenas en París casi por milagro -no suele permanecer mucho tiempo en el mismo sitio-, esta semana en el barrio literario de Saint-Germain, a pocos día de que vuelva a perderse por la geografía francesa para empezar un nuevo libro. Hace sol, por lo que prefiere sentarse en la calle, "Tal vez será la última terraza de este año", sonríe enfundada en una cazadora de cuero  y con el teléfono colgado al cuello como un estetoscopio, por si saltare un scoop en cualquier momento. Aubenas que habla con la misma generosidad que espera de sus entrevistados, tiene una chispa infantil en la mirada , pese a acercarse a la edad de la jubilación. Elige el tuteo, rareza en territorio francés, y dialoga con una naturalidad  que invita a la confidencia : entenderemos al terminar , que sus víctimas  siempre terminen hablando un poco más de la cuenta.

Su biografía habla por sí sola. Reportera de guerra por "accidente", en 1994 voló a Kigali para cubrir el genocidio  de Ruanda sin experiencia previa y, desde entonces, encadenó coberturas en el Congo, Burundi, Kosovo, Argelia, Afganistán e Irak, donde fue secuestrada en 2005 durante 157 días. En Francia cubrió el proceso de Outreau, un caso de supuestos abusos infantiles que acabó con inocentes encarcelados. Tres años después de volver  de Irak, se tiñó de rubio platino , se inventó un curriculo y se inscribió en el Inem para trabajar como mujer de limpieza y relatar la vidad de las trabajadoras precarias. De esa inmersión salió El muelle de Ouistreham, libro que Emmanuel Carrère llevo al cine con Juliette Binoche  en su papel. Tras dos décadas en el diario Libération, en 2012 fichó por Le Monde. Cubrió la guerra de Siria  como enviada especial junto a la oposición armada y, desde 2022, también recorre el frente ucraniano. 

Con El desconocido de correos, Aubenas vuelve a los sucesos, el terreno donde se curtió como periodista. La acción transcurre en el Valle del Plástico, cuenca industrial que prosperó gracias a los polímeros. Hoy quedan algunos rastros de aquel esplendor -palacetes de estilo belle époque convertidos en pisos modestos, bogavantes grabados en los cristales  de un restaurante que no sirve marisco-, peo sobre todo signos de decadencia, como las fábricas cerradas , deslocalizadas a economías con mano de obra más barata. En ese lugar,  donde los servicios públicos servían de embajadores  locales de un Estado protector , la oficina de correos cerró después del crimen : un símbolo del final  definitivo  de las Treinta Gloriosas, como se conoce a las tres décadas de prosperidad y empleo que aún moldean el imaginario francés.

Así este caso funciona como una radiografía de la Francia contemporánea: una comunidad atravesada por la desconfianza, los prejuicios a flor de piel y un desgaste del tejido social , donde instituciones intocables  como la escuela y el hospital se hunden en la miseria . La parábola perfecta  de un país en duelo por su edad de oro. Mientras los franceses no acepten que esa época terminó , seguirán atrapados en un callejón sin salida. Es como si siguieramos paralizados en el siglo XX, en ese momento mágico en el que se podía comprar un piso sin tener mucho dinero", afirma Aubenas...

En el libro, Aubenas retrata la justicia como una máquina de fabricar relatos, sean o no sean verdaderos. "El sistema busca una verdad judicial , una versión que se sostenga en el sumario, pero no la verdad absoluta " ...

Álex Vicente. Babelia. El País, sábado 11 de octubre de 2025.

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