martes, 24 de agosto de 2021

La piscina con pedigrí: de Matisse a Joan Didon

The Swimming Pool en el MoMA

"Me voy a hacer mi propia piscina". Estas palabras pronunció Matisse al volver de una piscina de Cannes y sufrir un "sol abrasador". Aquel día de 1952 se había levantado diciendo: "Quiero ver gente buceando". Lydia Delectorskaya, su mano derecha y modelo, lo llevó a su piscina favorita, pero al pintor no debió gustarle la experiencia. Matisse quería su piscina y tuvo su piscina. La construyó con papel y figuras recortadas, sus famosos cut-outs. Pidió a Delectorskaya que rodeará con un papel blanco la pared de una habitación de su casa del Hotel Regina de Niza; sobre ella iba cortando y pegando figuras de nadadores, criaturas acuáticas y esos bañistas que se había empeñado en ver. Esta obra se llama The Swimming Pool, está custodiada en el MoMA y se exhibe en contadas ocasiones. Cuando esto ocurra hay que ir a verla: es una rareza.

Todas las piscinas diseñadas o dibujadas por artistas lo son. Lo extraño es que no haya más. Una piscina es un lienzo en blanco o en azul que pocas veces se usa como tal. Ahora que los millonarios construyen mansiones con spas privados  y salas para Zoom sería la ocasión de encargar a artistas piscinas de autor. Aquí queda la idea. Para inspirar lanzamos un ejemplo cercano. Se trata de El Martinete, una propiedad marbellí que perteneció a Antonio El Bailador y que cuenta con una piscina del mismísimo Picasso. El pintor no se metió dentro a pintarla. La historia comenzó en el 80 cumpleaños de Picasso; en aquella fiesta Antonio bailó ante él  y el pintor, arrebatado, dibujó un retrato suyo y se lo regaló. Años más tarde el bailarín decidió trasladarlo al suelo de su piscina. Esta piscina, otra rareza reúne un mito dentro de otro mito. Quizás por eso una imagen de ella fue la publicación que más likes recibió en el Instagram de la revista AD en todo 2020...

Si David Hockney es el gran pintor de piscinas del siglo XX. Chever fue su escritor. Joan Didion es otra ideóloga piscinera. Su cita más popular dice: "Una piscina es agua hecha disponible y útil y, como tal, es infinitamente relajante para el ojo occidental". Para esta escritora de Sacramento una piscina es orden y deseo  y aquí va otra de sus frases célebres: "Siempre he querido una piscina y nunca he tenido una". Y una más: "El agua es importante para quien no la tiene, como el control". Su obsesión por el agua permea gran parte de su obra. Es curioso: en Google no hay imágenes de ella dentro de una piscina. Es fácil imaginarla en su bordillo, vestida, observando, fumando en silencio...

Anabel Vázquez. RV. El País, lunes 23 de agosto de 2021

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