domingo, 8 de agosto de 2021

La señora "secretario perpetuo"

Hélène Carrère d'Encausse

El despacho de Hélène  Carrère d'Encausse (París, 91 años) es pequeño y humilde, al menos en comparación con la pompa y solemnidad del edificio, el majestuoso Instituto de Francia con su augusta cúpula bajo la que se sientan las cabezas pensantes de Francia. El título que ostenta la ocupante del despacho también es majestuoso, y gramaticalmente sorprendente: el secretario perpetuo de la Academia francesa. Perpetuo: que dura para siempre. Y no la secretaria perpetua, sino el secretario perpetuo, aunque ella haya sido la primera mujer en ocupar el cargo de mayor relumbre y quizá influencia en las letras francesas.

Carrère d'Encausse se lo aclara al entrevistador. Primero, el porqué del adjetivo: el secretario de la Academia, fundada por el cardenal Richelieu en 1635, es perpetuo, dice, porque "hasta su muerte debe ejercer la función". Segundo, el porqué de la palabra que se usa para designar a los 40 miembros del cónclave: en Francia un miembro de la Academia no es un académico, es un inmortal. No es poco. "¡Los inmortales no somos nosotros!", precisa Carrère d'Encausse. "Es la lengua francesa". Y recuerda la divisa de la Academia fundada por Ridhelieu: "A la inmortalidad".

Aclarado el significado de palabras imponentes como perpetuo e inmortal, queda la manera de la que Carrère d'Encausse, historiadora de referencia de Rusia y el Imperio Soviético, se define a sí misma. Aunque ella sea mujer, es, e insiste en ser, el secretario perpetuo (género gramatical masculino) y no la secretaria perpetua (femenino). ¿Por qué?

Madame le secrétaire perpetuel -la señora secretario perpetuo, la fórmula adecuada para dirigirse a ella- sostiene que hay que distinguir entre el oficio y la función (o cargo). El oficio es inseparable de las cualidades de una persona, de su aprendizaje y evolución vital, según Carrère de Encausse y la doctrina de la Academia. Por eso no tiene problema para decir la panadera o la historiadora. Las cosas son distintas con la función...

Hélène Carrère d'Encausse es inmortal desde que en 1990 fue elegida para ocupar el sillón 14 que en siglos pasados ocuparon Pierre Corneille y Victor Hugo, y dirige con mano de hierro la Academia desde el año 2000. "La zarina", la llaman algunos. Lo que ella siente por el idioma francés es el amor profundo de quienes crecieron con otra lengua y lo adoptaron como segundo idioma. Su padre era georgiano; su madre, rusa. En casa hablaban ruso. Su nombre de nacimiento es Hélène Zourabichvili; Carrère d'Encusse es el apellido de su marido. "Hasta los cuatro años -es ella quien lo cuenta- no habla francés, escribió el hijo de Hélène Carrère d' Encausse en el libro Una novela rusa, publicada en 2007. El hijo es el célebre escritor Emmanuel Carrère, recientemente premiado con el Premio Princesa de Asturias de las Letras. 

En Una novela rusa, el hijo revelaba secretos familiares que incomodaron a la madre, y así se entiende que esta diga en la entrevista que prefiere que su hijo abandone la autoficción, la narración autobiográfica y confesional... En una entrevista con El País, en febrero, Carrère hijo comentó que en esto era totalmente distinto de Carrère madre, poco proclive a las expansiones impúdicas o sentimentales. El escritor citó la expresión inglesa never explain, never complain nunca dar explicaciones, nunca quejarse- para ilustrar la actitud de su madre. "Pues es vedad", admite Carrère d'Encausse cuando se le pregunta si está de acuerdo. Y añade:" Pero no es cosa de mi hijo, es su generación"...

Marc Bassets. París.El País, miércoles 30 de junio de 2021

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