Annie Ernaux |
El libro retrata esa tensión entre dos clases sociales que la ha convertido en lo que la autora nacida en Lillebonne en 1940, llama "tránsfuga de clase". A un lado: los clientes se tambaleaban borrachos al salir del bar dejando las vomitonas que limpiaba su madre. Al otro. la educación estirada del colegio de pago y una moralina católica que convertía en pecado su curiosidad. Allí, la vulgaridad a la que no quería pertenecer aunque pertenecía. Aquí, la "buena educación" a la que tampoco pertenecía, pero llave hacia la formación y las letras. Y en medio, pasadizos que se abrían entre ambos mundos como amenazas de que todo lo avanzado siempre podía retroceder.
Pregunta.- Se ha declarado tránsfuga de clase. ¿Siente que ha traicionado su origen?
Respuesta.- Es un sentimiento muy personal que me acompaña desde que me hice profesora, cuando mi padre se estaba muriendo en 1967 y yo estrenaba mi primer trabajo en un instituto con chicos de todos los orígenes sociales. Perdía a mi padre y sentía que lo había ignorado, que ya no podíamos decirnos nada más, que nuestra historia se había acabado. Y la conciencia de esos dos hechos simultáneos me recordó el origen del que yo procedía y al que ya no pertenecía. Para mis alumnos yo era la autoridad, la clase dominante y fui consciente de esa fractura. Ese sentimiento de traición ha crecido, aunque siempre he tomado parte por ellos, por los de mi origen.
P.- ¿Ha sentido siempre esa lucha por dejar el pasado atrás?
R.- No estoy segura de que sea una lucha porque la sociedad también la provoca y crea esos tránsfugas de clase. Desde que sacaba buenas notas y me decían en clase que tenía que superar a mis padres, ya estaba atrapada en ese sistema. De alguna manera te sacan del lugar del que sales de forma perniciosa. Yo no vestía como las demás, no era como las demás y mi venganza fueron las notas. (...)
P.- ¿Cómo explica que el domingo compitan dos opciones de derecha en Francia, sin izquierda? ¿Francia se ha hecho de derechas?
R.- Sí, sí. Es un país de derechas, pero con una gran fuerza en torno a la Francia Insumisa, Mélenchon, que se ha despertado. El Partido Socialista nunca dejó de llegar a acuerdos con el liberalismo y abandonó a las clases populares en los noventa.
P.- ¿Y porqué se ha hecho Francia de derechas?
R.- Porque los partidarios de esas opciones abogan por el orden, tiene miedo a la presencia de una inmigración que ha sido demonizada y en la que no solo es responsable la familia Le Pen. Mitterrand tuvo un papel, Chirac también, que hablaba del "olor" de los inmigrantes, que les estigmatizaba. Y el asunto del velo... cuando llegaron chicas veladas y muchos lo convirtieron en un asunto de Estado. Y no hemos salido de ahí, ese discurso del velo lo ha usado la derecha y desgraciadamente los socialistas y al final ha fortalecido al partido de Le Pen. Estoy profundamente triste por lo que está pasando en Francia porque hay una parte de mi país que está realmente apartada. Yo no me reconozco ni en uno ni en otra y percibo el sentimiento de que Francia va a ser gobernada solo por una parte de su población. La gente no se va a reconocer en sus gobernantes y una parte de Francia se sentirá totalmente excluida.
En todo caso, concluye esta escritora partidaria de Mélenchon, el domingo irá a votar a Macron por una razón clara: "Me da miedo que gane la extrema derecha".
Berna González Harbour. Madrid, El País, viernes 22 de abril de 2022
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