martes, 26 de abril de 2022

Picasso y Dalí prêt-à-porter

Vestidos con telas de Andy Warhol al lado de otro
de Zandra Rhodes (derecha). 
Angel Manso

El arte de la confección de tejidos emerge en la exposición Textiles de artistas de la Fundación Barrié de La Coruña como un modo de conocimiento del mundo que transciende la, quizá, ingenua intencionalidad política de democratizar el arte a través de los objetos cotidianos. Que empresas como White Stag utilizaran los estampados de tauromaquias de Pablo Picasso para confeccionar prendas après ski poco tiene de democratización y mucho de exclusividad, aunque  no por ello disminuya su valor  histórico como testimonio de una época.

La muestra, ideada por Zandra Rodhes, una diseñadora textil icónica de los sesenta y fundadora del Fashion and Textile Museum de Londres, museo del que parte el proyecto, junto al comisario Dennis Nothdruft, propone el arte textil como algo más que una expansión de lo pictórico, también como deseo del espíritu de una época y, sobre todo, como soporte para los vanguardias artísticas del siglo XX. Producida en 2014, en su octava itinerancia (después de haber visitado países como Estados Unidos, Canadá o China) teje una compleja revisión histórica con más de 130 piezas de diseños textiles del siglo XX y un anexo del XXI, y reúne artistas icónicos como Picasso, Dalí, Chagall, Moore, Miró o Matisse hasta Damien Hirst o Sterling Ruby -con algunas piezas que se muestran ahora en primicia mundial, como los estampados de helados de Andy Warhol-. Sitúa además la ciudad herculina como un destino privilegiado para ver moda. (...)

La historia del arte moderno puede destilarse del análisis estilístico de los patrones gráficos y de los estampados. En Textiles de artistas podemos ver cómo los diferentes movimientos artísticos de las vanguardias -fauvismo, constructivismo, surrealismo o pop- han creado alianzas poderosas con el arte textil desde las atalayas británica y norteamericana, cuyas industrias renacieron de las privaciones de las guerras gracias a la exportación de sus tejidos.

Destaca la primera pieza del recorrido expositivo, un tapiz de Damien Hirst titulado Entra en el infinito: Revelación (2016) un exquisito trabajo en tela Jacquard, a partir de una de sus famosas pinturas Giro, realizado en colores primarios que se mezclan en el ojo y no en el lienzo, debido al movimiento explosivo de la propia composición.

Otro fantástico ejemplo es la ilustración satírica del arquitecto e ilustrador rumano Saul Steinberg  que salta desde las páginas del New Yorker en el año 54 a los tejidos destinados al mercado interiorista de alta calidad. El encargo de Piazza Prints tuvo un enorme éxito manteniendo el estilo Steinberg como buque insignia de la marca hasta 1968.

El diseño textil, en definitiva, conecta disciplinas como la arquitectura, el diseño de moda o de interiores y se vuelve medio y mensaje, identidad artística de pleno derecho diluyendo la sofocante experiencia de lo doméstico y haciendo nuestras vidas un poco mejores. Nunca podremos colgar un Picasso en nuestras paredes, pero sí sobre nuestros cuerpos.

María Marco. El Cultural, 25-3-2022 

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