martes, 5 de abril de 2022

La muestra de una colección rusa incomoda a Francia

Las 200 obras maestras que se exhiben temporalmente en la Fundación Louis Vuitton de París desde septiembre de 2021 no son ajenas a tiempos convulsos. Las piezas expuestas pertenecen a la colección Morozov, un legado que ha sufrido las múltiples crisis de la historia europea desde que los hermanos rusos Ivan y Mijaíl Morozov  empezaron a adquirir, a principios del siglo XX, el que pronto se convirtió en uno de los principales conjuntos de arte impresionista y moderno del mundo. Nacionalizada en 1918 por Lenin, fue repartida por varios museos de la Unión Soviética. Un siglo más tarde, su destino parece de nuevo incierto: la invasión de Ucrania ha puesto en el ojo del huracán una muestra que ha sido posible solo gracias al visto bueno del Kremlin y en la que al menos una obra es propiedad de un oligarca ruso sancionado por la Unión Europea. También está en el aire su retorno a una Rusia cada vez más aislada.

La obra en cuestión es el Autorretrato de Piotr Kontchalovski (1912) y proviene de la colección particular de Petro Olegovich Aven, quien figura en la lista negra de oligarcas cercanos a Putin cuyos bienes la UE ha mandado congelar. Eso supone un problema porque Francia apoya firmemente las sanciones económicas contra el Kremlin y su entorno más cercano: ¿podría el Estado francés retener o hasta incautarse de parte o de toda la muestra?

En principio, no. La colección goza de una protección especial: una ley de 1994 impide que obras prestadas por "una potencia extranjera, una colectividad pública o una institución cultural extranjera" puedan ser embargadas a su llegada a Francia. La normativa nació precisamente tras un incidente con otras pinturas de origen ruso en 1933: los herederos de Matisse intentaron -infructuosamente- que se incautaran unas pinturas de su antepasado pertenecientes a la colección Serguéi Shchukin prestadas al Centro Pompidou. Desde entonces, cada vez que llega una obra cedida temporalmente por otro país se debe emitir un decreto para garantizar su inembargabilidad hasta el fin de su exposición. En el caso de la colección Morozov, la protección dura hasta el 15 de mayo...

La exposición es la última gran apuesta cultural de la Fundación Louis Vuitton, impulsada por el magnate de lujo Bernard Arnault. Las colas para ver joyas como La ronda de los prisioneros de Van Gogh o el Tríptico marroquí de Henri Matisse no han disminuido por la ofensiva en Ucrania.

El valor total de los cuadros se estima en unos 2.000 millones de euros, según la revista Connaissance des arts.

Arnault ha decidido suspender las ventas de las marcas LVMH en Rusia, pero la Fundación había prolongado la muestra -en una decisión tomada antes de la invasión- hasta el 3 de abril, dado su gran éxito de público: ya ha recibido más de un millón de visitantes.

La continuidad de la exposición, muy cuestionada en las redes sociales, puede acabar poniendo en una situación incómoda al Gobierno de Emmanuel Macron, pues la intervención del presidente francés y candidato a la reelección fue decisiva para que la colección llegara a París, al igual que la de su par ruso, Vladimir Putin, a quien el Elíseo acusa ahora de tener un discurso "paranoico" sobre Ucrania...

Silvia Ayuso. París. El País, sábado 12 de marzo de 2022 

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