De los cerezos en flor del Huerto del Francés del Retiro... |
Con las primeras informaciones que me iba dando Mercedes sobre mi presencia en esas Jornadas, me anunció la participación de Brigitte Arnaudiès, invitada por la Asociación a cerrar las jornadas "contando algunos de sus cuentos". Su nombre me decía algo. Ella si se acordaba muy bien de mí aunque ninguna de las dos conseguimos recordar cuándo y dónde nos habíamos encontrado. Un hilo, delicado y firme al mismo tiempo, nos había unido en nuestro nebuloso primer encuentro: el escritor Gustavo Martín Garzo. Al parecer ella entonces no lo conocía y fui yo quien se lo recomendé como un gran "contador de cuentos". Brigitte sujetó ese hilo con su ganchillo y desde entonces no lo soltó, siendo este escritor uno de sus autores preferidos. Brigitte Arnaudiès narra cuentos desde hace más de veinte años en España para un público de todas las edades que esté estudiando francés. Fuera del marco educativo ha actuado en teatros y festivales. Con los cuentos aprendió el castellano y poco a poco empezó adaptar los cuentos que narra, algunos son literarios, otros de tradición popular, o bien basados en su experiencia personal. Quiso el azar que ella titulase su intervención: File la laine, filent les jours. Aún no sabía que aquella chica de ayer, después de tantos años, se había convertido con su blog leer y tejer, en una "tejedora" más. Y que algunos de sus cuentos pasarían a formar parte de la malla que teje día a día, unidos por el motivo de Francia y lo francés.
Tres cuentos de los que nos contó, con su elegante expresividad, quedarán unidos a otras lecturas en mi blog. El primero, Sherezade, la mujer que, con su sabiduría y su talento para "contar historias", no solo logró aplacar la sed de venganza de Shariar sino que lo educó, le inculcó una moral. Este cuento lo uno a la Sherezade de Murakami, que figura en su libro de relatos Hombres sin mujeres. Una Sherezade contemporánea, también contadora de historias, también amante, que se va transformando hasta desaparecer cerrando la puerta. No es la primera vez que Murakami se asoma en este blog. De él tomé el titulo del primer artículo que publiqué aquí: De qué hablo cuando hablo de escribir. Con una sola variante: "escribir" en el lugar de "correr" en el libro del autor japonés.
Las dos hermanas, hermanastras, del cuento que dio nombre a su actuación File la laine, Filent les jours, me trajeron dos recuerdos: las hermanas, también hermanastras del cuento de Cenicienta. Y en segundo lugar otras hermanas de dos libros muy recientes del mismo autor: David Foenkinos: Deux soeurs (2019), Dos hermanas (2020), La famille Martin (2020), La familia Martin (2021). Mathilde y Agathe son las hermanas del primero de los libros. La vida de Agathe es exactamente la vida que Mathilde hubiera querido vivir. No puede soportar la felicidad de los demás lo que provoca su transformación que la lleva a un final inesperado. Un año después, este autor publica el segundo libro en el que otras dos hermanas, Stéphanie y Valérie son las protagonistas del relato. Siempre habían estado muy unidas, se llevaban poco más de un año. Lo compartían todo hasta que el veneno de los celos empezó a destruir la relación...
De las tres historias de Brigitte que estoy engarzando con las que aparecen en el blog es sin duda la de su abuela Teresa la más conmovedora y la más oportuna porque encaja como anillo al dedo con una de mis lecturas de este último mes, Né d'aucune femme (Frank Bouysse, 2019). Nacido de ninguna mujer, (publicado en España, en febrero de 2022). Una novela aclamada por la crítica: "magistral", "deslumbrante", "perfección total". En las dos historias, la de Brigitte y la de Bouysse, hay dos mujeres que luchan por su libertad. En las dos hay un hijo que las dos perderán. La madre de la abuela Teresa fue obligada a casarse con un francés, tuvieron dos hijos. Él era un hombre celoso, ella no era feliz con él. Ella pidió el divorcio que consiguió tras un acuerdo: el reparto de los hijos, la hija, la abuela Teresa, con la madre, el hijo con el padre. Un hijo que nunca más volvió a ver. Rose, la protagonista del libro de Bouysse, fue forzada a engendrar un hijo que no deseaba: "Mientras lo llevaba en mi vientre, a menudo imaginaba la manera de librarme de él, de destruirlo, pero ahora que estaba allí, representaba una sola vida en la que estábamos los dos". Un bebé que le fue arrebatado. Sólo se lo dejaron seis días. Seis días ella y él. Sin embargo, 14 años después y gracias a la escritura, los diarios que había escrito Rose, podrá reunirse con él....
...a los cerezos en flor de Madrid Rio. |
Carmen Glez Teixeira
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