Porque esta película parte de una famosa serie de libros infantiles franco-belgas obra de Gabrielle Vincent, que a su vez dieron pie a una primera película Ernest & Célestine (2012), ganadora de un premio César y nominada al Óscar de animación. No es, pues, la primera vez que nos encontramos a este oso músico y su pequeña compañera ratoncita, poseedores de una peculiar amistad a prueba de fuego, con la que romper moldes y prejuicios allá donde van. En esta ocasión, los dos amigos viajan al país originario de Ernest, donde se encontrarán con que la música ha sido prohibida, y deberán hacer frente a la incomprensión y la intolerancia hasta restituir la armonía y la libertad de decisión de sus habitantes. Estamos pues ante una historia divertida y emocional, un relato de aventuras claramente optimista con un mensaje implícito sobre la censura, sobre el poder de la música, y, ante todo, sobre el valor de la amistad.
Este viaje no desmerece, por lo tanto, de la primera aventura de sus protagonistas, sino que sigue su estela en cuanto a calidad de forma y fondo, dando pie a una fábula contra la intolerancia hermosamente dibujada, y apta tanto para niños como para adultos, es decir, ideal para toda la familia.
Sabela Pillado. La Voz de Galicia, sábado 12 de agosto de 2023.
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