Tras el anuncio de su muerte, numerosas personalidades políticas y culturales se apresuraron en rendirle un último homenaje. "Al igual que ella, su legado también es inmortal", reaccionó en Twiter el presidente francés, Emmanuel Macron. El exministro de cultura Jack Lang subrayó en declaraciones a BFMTV que Carrère d'Encausse fue "una gran dama de las letras y las artes".
Carrère d'Encausse fue la tercera mujer en entrar en la prestigiosa institución francesa, después de la escritora Marguerite Yourcenar y la helenista Jacqueline de Romilly. Menos de una década después, el 13 de diciembre de 1999, se convirtió en la primera mujer en tomar las riendas de la institución, rompiendo con la tradición masculina que se mantenía desde su creación en 1635 por Richelieu con el objetivo de preservar la lengua francesa.
Durante su mandato Carrère d'Encausse combatió el lenguaje inclusivo o haberse expresado contra las cuotas de género. "Solo ha habido un secretario perpetuo durante tres siglos y medio. Es esta idea de continuidad la que debe prevalecer. Es un linaje que continúa", justificó al declarar que la fórmula adecuada para dirigirse a ella era madame le sécretaire perpétuel (la señora secretario perpetuo, sin feminizar el cargo). "Son defectos de moda impulsados por minorías", declaró tras conocer que había sido galardonada con el Princesa de Asturias. Sobre la revisión de obras literarias del pasado para adaptarlas al lenguaje actual, opinaba: "Es estúpido. No hay que tocar a las obras maestras. Es como si decidiésemos rehacer El conde de Orgaz porque en vez de enterrar queremos una cremación. No soy retrógrada, no estoy en contra de los cambios, pero no hay que cambiar por cambiar. Hay algo que existe: el patrimonio, lo que los siglos nos han aportado. ¿Vamos a reescribir la Odisea porque Ulises era un macho y nos molesta que su mujer lo haya estado esperando?"...
Al recibir el premio Princesa de Asturias declaró a El País: "Me emociona particularmente porque soy especialmente sensible a todo lo que es español". Y añadió. "Como la cultura rusa, la cultura española está marcada por una aspiración a la trascendencia, una espiritualidad profunda. Son culturas que se elevan. Hay un espíritu que sopla en España y que me resulta familiar. Veo las afinidades con la cultura de Dostoievski, de Gógol, de Chéjov. Es esta propensión a elevarse por encima de sí mismo, no es un país bajamente materialista, y es algo que encontramos también en la literatura rusa".
Sara González. París. El País, domingo 6 de agosto de 2023.
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