Escritora prolífica, Weil advirtió que debemos alejarnos de los espejismos -el 70% de nuestro tiempo lo vivimos entre conjeturas y ensoñaciones, subrayaba-, que el sufrimiento del otro debe de ser atendido porque es inaceptable (y que todos en nuestro fuero interno lo sabemos) y que hay que participar activamente en la construcción social comunitaria. Tras sus gafas de miope, aún ahora, desde cualquier foto, sus ojos parecen seguir preguntando ante lo que acontece, ¿tu qué haces al respecto?. Su amigo el poeta Jean Tortel decía que su mirada era "casi insoportable", y que cuando estaba delante "sencillamente era imposible mentir.
Distinta a todos, rabiosamente heterodoxa, trabajando y pensando hasta el agotamiento, intelectual con vocación de aprender, transmitir e intervenir en lo real, experimentó la historia en carne propia participando en luchas obreras, en la guerra civil española, ayudando a refugiados que huín de Hitlert o Stalin o como miembro de la Resistencia francesa.
En un mundo de hombres, Weil fue la primera de su remoción de Filosofía en la muy elitista École Noramale Supérieure Francesa (Simone de Beauvoir fue la segunda). Pero su brillantez no salvó de tener problemas en la institución por contestaria: fue expulsada por fumar en la zona de los estudiantes masculinos, lo que alegró al director de la École, Célestin Bouglé, que veía en Weil una "peligrosa mezcla de anarquista y mojigata".
Promotora de la idea de arraigo -basada en la necesidad humana de ser parte y partícipe de algún espacio y grupo-, Weil rechazaba el concepto de "sistema filosófico" porque creía que el misterio de la existencia no era reductible a un sistema. Para ello la filosofía debía ser habitada y vivida , y si no era así la consideraba un mero ejercicio académico, como escribir un tratado sobre el tenis sin tener práctica alguna en el juego, apunta Robert Zaretsky, autor de La subversiva Simone Weil"(Melusina 2023)...
Activista política inclasificable en tiempos furiosamente ideológicos, afirmaba que "la verdad es siempre una verdad sobre algo". Abominó de los fascismos , pero también de las abstracciones del marxismo y de los dogmas del comunismo. Nunca se calló nada. Acogió a León Trotski en la casa de sus padres en París, y aprovechó para preguntarle por qué había ordenado abrir fuego contra los marineros revolucionarios que se opusieron al Gobierno bolchevique en Kronstach (Trotski le contestó preguntando a su vez si la enviaba el Ejército de Salvación. El filósofo Alain -cuyo nombre era Émile Chartier, profesor de Weil- la llamaba "la marciana" por su claridad moral, y Albert Camus que publicó en la colección Espoir de la editorial Gallimard varios volúmenes sobre el pensamiento de Weil a partir de cartas, artículos y diarios de ésta, dijo que era "el único gran espíritu de su tiempo"...
Marc Padilla. Babelia. El País, domingo 24 de agosto de 2023.
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