Esas Pequeñas casualidades que le afectan transcurren al ritmo adecuado, oscilando entre el drama y la comedia, sin renunciar en ningún momento a ese halo amable que preside el relato de las vivencias propias, con un aquel entre nostalgia y resignación, pero evitando el empalago. A fin de cuentas, asistimos a la evolución emocional y física de varios personajes, incluidos sus propios padres. Una suerte de vidas cruzadas con un tronco común desde que, siendo una adolescente inquieta, hizo novillos en su residencia y se fue a ver en directo la caída del Muro. Quizá la decisión que le marcó el rumbo. Ella, hija única, iba para prodigio de la música, pero circunstancias varias la derivaron hacia la docencia. Todo fluye sin dejarse llevar por la lágrima fácil y el sentimentalismo de garrafa, algo muy de agradecer. A medida que la trama va desgranando sus claves, también tomamos partido, quizá para concluir, con una sonrisa en la boca, con eso tan castizo de a lo hecho pecho.
Miguel Anxo Fernández. La Voz de Galicia, viernes 18 de agosto de 2023.
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