Hay algo en estos municipios de aquellos poblados del Lejano Oeste donde se había encontrado una mina de oro o un pozo de petróleo. Suelen nadar entre la abundancia y disfrutar del pleno empleo.. Las infraestructuras son óptimas. La central irradia prosperidad. Al mismo tiempo, la presencia física de la central es una realidad insoslayable: un recordatorio permanente de que las chimeneas e instalaciones no son una fábrica al uso. Pese a la posibilidad estadísticamente muy reducida de un accidente, si un día eso ocurre -como sucedió en Chernobil en 1986 o provocado por un tsunami, en Fukushima en 2011-, las consecuencias pueden ser terroríficas.
Algunos argumentos locales a favor y en contra, se repiten a escala nacional, europea y global. A favor de la energía atómica: es limpia, si por limpia puede entenderse que no emite gases de efecto invernadero, pues la cuestión de los residuos sigue abierta. Y se supone que garantiza la soberanía energética. En contra: los riesgos que entraña y los residuos. Y otro: su coste, que desvía los esfuerzos de las inversiones en energías renovables (...)
Francia, segundo país del mundo con más centrales nucleares, es un campo de pruebas. En, municipios como Braud-et-Saint-Louis, Saint-Paul-Trois-Châteaux, Petit Caux o Belleville-sur-Loire, todos estos debates no son abstractos, sino que afectan a vidas muy concretas en lugares muy concretos. El fotógrafo Ed Alcock ha visitado estos lugares y ha conocido a estas personas. Y lo cuenta con imágenes y palabras. Lo ha hecho en el marco de un encargo titulado Radioscopia de Francia e impulsado por el Ministerio francés de Cultura y la Biblioteca Nacional, al estilo de los programas documentales del new deal de los años treinta en Estados Unidos. El resultado es una historia francesa y europea que habla de nuestro presente y de nuestro futuro, de nuestras certezas y de nuestros miedos. El retrato microscópico de un desafío universal,
Marc Bassets. El País Semanal, 22 de julio de 2023.
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