jueves, 7 de septiembre de 2023

Un verano con Rimbaud, de Sylvain Tesson

Rimbaud y la portada del libro de Sylvain Tesson.  Wikimedia commons

El verano de 1870 fue más aburrido que nunca en la localidad francesa de Charleville-Mézières. La familia de Arthur Rimbaud había planeado pasar unas semanas en el campo, pero acababa de estallar la guerra franco-prusiana. Cuando Napoleón III agotaba sus últimas horas al frente del Segundo Imperio y la III república estaba a punto de proclamarse, lo único que, por momentos , libraba del hastío al poeta en ciernes eran los paseos por los parajes de la Ardena, región montañosa llena de bosques y prados  en la frontera de Bélgica.

Le gustaba perderse por la orilla del Río Mosa e imaginar los versos que darían forma a sus primeros poemas, que empezaban a ser celebrados y reconocidos  en su colegio. Sylvain Tesson, ganador del Premio Goncourt de la Novela Corta en 2009, reivindica la genialidad del poeta críptico en Un verano con Rimbaud (Taurus). Además de consignar episodios cruciales de su vida , auscultar su atribulada personalidad, esclarecer el contexto en el que sobrevive y escrutar la transcendencia de su legado, conviene que "no hay nada que entender en su poesía". Y se apoya en universo que el propio Rimbaud escribe en Iluminaciones: "Solo yo tengo la clave de esta parada salvaje".

Antes de ser señalado como el referente de las vanguardias  poéticas junto a los simbolistas Mallarmé y Verlaine, que lo dispararía en la muñeca tras una turbulenta relación, en 1870 fue decisiva la llegada a su colegio del profesor de Retórica, Georges Izambard, solo seis años mayor que él, le descubrió a Baudelaire y a Victor Hugo y potenció sus dotes para la poesía, aunque Rimbaud ya había dado muestras  de su distanciamiento con los cánones. Al final del curso, Izambard se marchó a su pueblo, Douai, pero dejó al alumno al cuidado de su biblioteca, un espacio confortable y fresco, refugiado del calor asfixiante. Hacia finales de agosto,  Rimbaud se
había devorado todos los libros. Se lo contó en una carta, donde también le transmitió su zozobra : "Esperaba baños de sol , paseos infinitos, descanso, viajes, aventuras, en fin, cosas de bohemios".

La difícil relación con su madre tampoco contribuyó a mitigar su desasosiego. Vitalie Cuif fue abandonada por su marido, que la dejó a cargo de cuatro hijos, cuando Rimbaud tenía cuatro  años. Se volvió severa, intransigente, insoportable , en fin, para el poeta en plena adolescencia. Frederic, su hermano mayor, se acaba de alistar en el ejército. Arthur se había quedado solo con sus dos hermanas y su madre. En uno de los pocos paseos que dieron en aquel verano, Rimbaud se ausentó con el pretexto de haber olvidado un libro. Pero ya no volvió, Su destino era París, donde bullían los estímulos literarios de aquel país convulso. Corría el 29 de agosto de 1870, el poeta tenía 15 años y solo faltaban tres días para que comenzara la Batalla de Sedan, antecedente inmediato de la proclamación de la III República, una vez derrotado el ejército francés y capturado Napoleón III...

Jaime Cedillo. El Cultural, 24-7-2023.

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