miércoles, 18 de octubre de 2023

"Réel Madrid"

Mark Greene
El título del nuevo libro del escritor francés Mark Greene (Madrid, 60años) es un juego de palabras con el nombre del club de fútbol de la ciudad donde nació. Réel Madrid, publicado por la editorial Plein Jour, podría traducirse como Real Madrid, o mejor, Madrid real. Es una búsqueda del tiempo perdido: el de la infancia del autor, hijo de un estadounidense y una francesa, en un barrio luminoso de la gris capital franquista de los años sesenta. En una conversación en castellano en el café Le Select, en el parisiense y literario boulevar Montparnasse. Greene evoca aquel pasado: sus paradojas y ambigüedades.

P.- Por retomar el título del libro, ¿siente usted el Madrid de su infancia más real que el actual?

R.- En cierta medida, sí. Son mis primeros recuerdos. Era una ciudad singular, diferente. Aquella España de mi infancia era otro mundo.

P.- ¿En qué era diferente?

R.- Estaba en otro tiempo. El franquismo cerró el país. España era suigeneris. La gente se acostaba muy tarde, aún más que hoy. Trabajaba poco. No había la idea de rentabilidad como ahora. En ciertos aspectos, era una ciudad bastante relajada. Era cool. Es paradójico, se recuerda el estado autoritario, pero también era así.

P.-El Madrid que describe no es el Madrid del franquismo. El que aparece en Réel Madrid parece por momentos un Madrid en technicolor.

R.- Yo vivía en el barrio alrededor del Bernabéu, un barrio que tiene mi edad pues nació conmigo. Los edificios son un poco como yo hoy: han perdido su brillo.

P.- ¿Cómo puede ser que aquel Madrid que asociamos a la grisura tuviera ese brillo?

R.- También es el Madrid del cine: en los años cincuenta llegan los americanos a hacer películas. Muchas son wésterns. Viene Clint Eastwood, que estuvo un tiempo en mi barrio, Ava Gardner antes. Era un barrio cosmopolita, que después se llamaría la Costa Fleming: había tiendas, restaurantes, bares de prostitución que eran tolerados.

P.- Escribe usted que es el único verdadero barrio cosmopolita que ha conocido en su vida.

R.- Sí, Es cierto que París es bastante cosmopolita, pero no hay un barrio cosmopolita. Montparnasse quizá, en la época de entreguerras, o los Campos Elíseos en los cincuenta. Hay barrios de inmigración que es otra cosa.

P.- ¿Aquel Madrid no era una burbuja?

R.- Era particular . Había artistas y actores extranjeros, gente bastante libre que venía a respirar... a un país autoritario. De pequeño veía en el supermercado a Jeanette o Umbral paseando por la calle, o a Di Stefano, que nunca se mudó.

P.- ¿Era usted consciente  de que vivía en un país autoritario?

R.- Veíamos a Franco pasar por la Castellana, donde vivíamos, y verlo era un pequeño espectáculo casi. Había policías en las azoteas, de dos en dos. Paraban el tráfico. El barrio quedaba en silencio, como petrificado. El Madrid de mi infancia también era un Madrid de piedra, silencioso (...)

P.- Usted convierte su barrio en un espacio literario.

R.- A veces hay escritores que trabajan mucho con un pueblo o un barrio. Lo hizo Faulkner.

P.- Y García Márquez. ¿La costa Fleming es su Macondo?

R.- Un poco, sí.

Marc Bassets. París. El País, sábado 14 de octubre de 2023.




No hay comentarios:

Publicar un comentario